Artículo incluido en nuestro boletín "Papeles Anticapitalistas" nº 3 de Octubre.
Por Acacio Puig, preso político del franquismo.
Desde hace años, todos los jueves, representantes del plural movimiento memorialista madrileño se manifiestan en la Puerta del Sol.
Así caigan chuzos de punta o abrase el sol del verano, cada jueves, de 8 a 9 de la tarde, frente al edificio que ocupó la Dirección General de Seguridad del viejo régimen, la Memoria levanta sus banderas.
Ese caserón desde el que cada 31 de diciembre se televisan las campanadas que concluyen el año entre uvas y brindis, es un edificio maldito porque albergó la sede y los calabozos de la policía política de la dictadura. Allí campaba la Brigada Político Social (BPS) forjada según el molde de la GESTAPO hitleriana que fue herramienta de horror y tortura durante décadas.
Hoy, es sede de la Comunidad de Madrid y hasta el momento, el interesado olvido, ha negado cualquier placa conmemorativa al sacrificio y combate de quienes allí detenidas/os, dejaron la piel y a veces la vida en defensa de las libertades y justicia social.
Si la llamada Transición cubrió con espesa cortina de niebla 40 años de dictadura fascista favoreciendo la promoción de los anteriores verdugos y el enriquecimiento de la oligarquía financiera, terrateniente e industrial que fue la base del régimen golpista, las tornas están cambiando.
En el curso de estas semanas se han cursado por la justicia argentina, las primeras órdenes de detención y extradición de un puñado de torturadores españoles vivos y que gozan de la mayor impunidad y reconocimiento por la escuálida democracia constituida en 1978. En definitiva, tal y como ha ocurrido también con Hellín, el asesino confeso en 1980 de Yolanda González, al que la cárcel sirvió como promoción como asesor de los cuerpos de seguridad del estado, bajo gobiernos tanto del PSOE como del PP… ¡vergüenza!
Estos días visita España la Comisión de la Organización de Naciones Unidas ocupada en Desapariciones…es decir asesinatos precedidos de secuestros y concluídos mediante ejecuciones extrajudiciales a manos de policías, falangistas, vecinos/as o militares fascistas. Asesinatos clandestinos que en el año 2008 la Audiencia Nacional cifraba en no menos de 140.000 personas. Demasiadas heridas y dolor que los herederos del franquismo quieren mantener enterradas y olvidadas.
Pero también, demasiadas heridas que no quiso ver la propia Organización de Naciones Unidas en 1955, cuando aceptó en su Asamblea General, al último residuo fascista (el régimen imperante en España) tras la derrota de las potencias del Eje.
Han pasado muchos años cierto es, pero cautos, no deja de preocuparnos la falta de autonomía real de tantas comisiones de la ONU prisioneras de un Consejo General que beneficiándose del derecho de veto tanto como de su poder de presión presupuestaria (“cerrar el grifo”) moldea, si no siempre los hechos que se imponen por sí, si las decisiones que en justicia, deberían desprenderse de los mismos.
Sin embargo, algo se mueve. Asistimos a las primeras grietas en el edificio del silencio y del consenso que ha mantenido la impunidad del franquismo.
No cabe duda de que la Querella Argentina y la visita de la Comisión de la ONU, son los primeros resultados de la permanente presión y tenacidad del Movimiento Memorialista. Un Movimiento que tiene no solo la gran responsabilidad de clarificar el pasado defendiendo la verdad, justicia y reparación, sino que puede y debe construir futuro junto a los movimientos sociales y organizaciones políticas que defienden un nuevo proceso constituyente, el que permita recuperar la soberanía amordazada por pactos basados en el miedo y que alumbraron, en 1978, un país viejo con ropa nueva.
Viejo por monárquico, viejo por opresivo frente a las naciones sin estado, viejo por la permanencia de aparatos estatales emponzoñados por gentes y modos dictatoriales, viejo por mantener las pocas y viejas colonias y abandonar otras, como el Sahara a su suerte y viejo también porque los derechos sociales y laborales comprobamos a diario que no son más que papel mojado que la vigente “Constitución” es incapaz de defender.
Desde hace años, todos los jueves, representantes del plural movimiento memorialista madrileño se manifiestan en la Puerta del Sol.
Así caigan chuzos de punta o abrase el sol del verano, cada jueves, de 8 a 9 de la tarde, frente al edificio que ocupó la Dirección General de Seguridad del viejo régimen, la Memoria levanta sus banderas.
Ese caserón desde el que cada 31 de diciembre se televisan las campanadas que concluyen el año entre uvas y brindis, es un edificio maldito porque albergó la sede y los calabozos de la policía política de la dictadura. Allí campaba la Brigada Político Social (BPS) forjada según el molde de la GESTAPO hitleriana que fue herramienta de horror y tortura durante décadas.
Hoy, es sede de la Comunidad de Madrid y hasta el momento, el interesado olvido, ha negado cualquier placa conmemorativa al sacrificio y combate de quienes allí detenidas/os, dejaron la piel y a veces la vida en defensa de las libertades y justicia social.
Si la llamada Transición cubrió con espesa cortina de niebla 40 años de dictadura fascista favoreciendo la promoción de los anteriores verdugos y el enriquecimiento de la oligarquía financiera, terrateniente e industrial que fue la base del régimen golpista, las tornas están cambiando.
En el curso de estas semanas se han cursado por la justicia argentina, las primeras órdenes de detención y extradición de un puñado de torturadores españoles vivos y que gozan de la mayor impunidad y reconocimiento por la escuálida democracia constituida en 1978. En definitiva, tal y como ha ocurrido también con Hellín, el asesino confeso en 1980 de Yolanda González, al que la cárcel sirvió como promoción como asesor de los cuerpos de seguridad del estado, bajo gobiernos tanto del PSOE como del PP… ¡vergüenza!
Estos días visita España la Comisión de la Organización de Naciones Unidas ocupada en Desapariciones…es decir asesinatos precedidos de secuestros y concluídos mediante ejecuciones extrajudiciales a manos de policías, falangistas, vecinos/as o militares fascistas. Asesinatos clandestinos que en el año 2008 la Audiencia Nacional cifraba en no menos de 140.000 personas. Demasiadas heridas y dolor que los herederos del franquismo quieren mantener enterradas y olvidadas.
Pero también, demasiadas heridas que no quiso ver la propia Organización de Naciones Unidas en 1955, cuando aceptó en su Asamblea General, al último residuo fascista (el régimen imperante en España) tras la derrota de las potencias del Eje.
Han pasado muchos años cierto es, pero cautos, no deja de preocuparnos la falta de autonomía real de tantas comisiones de la ONU prisioneras de un Consejo General que beneficiándose del derecho de veto tanto como de su poder de presión presupuestaria (“cerrar el grifo”) moldea, si no siempre los hechos que se imponen por sí, si las decisiones que en justicia, deberían desprenderse de los mismos.
Sin embargo, algo se mueve. Asistimos a las primeras grietas en el edificio del silencio y del consenso que ha mantenido la impunidad del franquismo.
No cabe duda de que la Querella Argentina y la visita de la Comisión de la ONU, son los primeros resultados de la permanente presión y tenacidad del Movimiento Memorialista. Un Movimiento que tiene no solo la gran responsabilidad de clarificar el pasado defendiendo la verdad, justicia y reparación, sino que puede y debe construir futuro junto a los movimientos sociales y organizaciones políticas que defienden un
nuevo proceso constituyente, el que permita recuperar la soberanía amordazada por pactos basados en el miedo y que alumbraron, en 1978, un país viejo con ropa nueva.
Viejo por monárquico, viejo por opresivo frente a las naciones sin estado, viejo por la permanencia de aparatos estatales emponzoñados por gentes y modos dictatoriales, viejo por mantener las pocas y viejas colonias y abandonar otras, como el Sahara a su suerte y viejo también porque los derechos sociales y laborales comprobamos a diario que no son más que papel mojado que la vigente “Constitución” es incapaz de defender.
Desde hace años, todos los jueves, representantes del plural movimiento memorialista madrileño se manifiestan en la Puerta del Sol.
Así caigan chuzos de punta o abrase el sol del verano, cada jueves, de 8 a 9 de la tarde, frente al edificio que ocupó la Dirección General de Seguridad del viejo régimen, la Memoria levanta sus banderas.
Ese caserón desde el que cada 31 de diciembre se televisan las campanadas que concluyen el año entre uvas y brindis, es un edificio maldito porque albergó la sede y los calabozos de la policía política de la dictadura. Allí campaba la Brigada Político Social (BPS) forjada según el molde de la GESTAPO hitleriana que fue herramienta de horror y tortura durante décadas.
Hoy, es sede de la Comunidad de Madrid y hasta el momento, el interesado olvido, ha negado cualquier placa conmemorativa al sacrificio y combate de quienes allí detenidas/os, dejaron la piel y a veces la vida en defensa de las libertades y justicia social.
Si la llamada Transición cubrió con espesa cortina de niebla 40 años de dictadura fascista favoreciendo la promoción de los anteriores verdugos y el enriquecimiento de la oligarquía financiera, terrateniente e industrial que fue la base del régimen golpista, las tornas están cambiando.
En el curso de estas semanas se han cursado por la justicia argentina, las primeras órdenes de detención y extradición de un puñado de torturadores españoles vivos y que gozan de la mayor impunidad y reconocimiento por la escuálida democracia constituida en 1978. En definitiva, tal y como ha ocurrido también con Hellín, el asesino confeso en 1980 de Yolanda González, al que la cárcel sirvió como promoción como asesor de los cuerpos de seguridad del estado, bajo gobiernos tanto del PSOE como del PP… ¡vergüenza!
Estos días visita España la Comisión de la Organización de Naciones Unidas ocupada en Desapariciones…es decir asesinatos precedidos de secuestros y concluídos mediante ejecuciones extrajudiciales a manos de policías, falangistas, vecinos/as o militares fascistas. Asesinatos clandestinos que en el año 2008 la Audiencia Nacional cifraba en no menos de 140.000 personas. Demasiadas heridas y dolor que los herederos del franquismo quieren mantener enterradas y olvidadas.
Pero también, demasiadas heridas que no quiso ver la propia Organización de Naciones Unidas en 1955, cuando aceptó en su Asamblea General, al último residuo fascista (el régimen imperante en España) tras la derrota de las potencias del Eje.
Han pasado muchos años cierto es, pero cautos, no deja de preocuparnos la falta de autonomía real de tantas comisiones de la ONU prisioneras de un Consejo General que beneficiándose del derecho de veto tanto como de su poder de presión presupuestaria (“cerrar el grifo”) moldea, si no siempre los hechos que se imponen por sí, si las decisiones que en justicia, deberían desprenderse de los mismos.
Sin embargo, algo se mueve. Asistimos a las primeras grietas en el edificio del silencio y del consenso que ha mantenido la impunidad del franquismo.
No cabe duda de que la Querella Argentina y la visita de la Comisión de la ONU, son los primeros resultados de la permanente presión y tenacidad del Movimiento Memorialista. Un Movimiento que tiene no solo la gran responsabilidad de clarificar el pasado defendiendo la verdad, justicia y reparación, sino que puede y debe construir futuro junto a los movimientos sociales y organizaciones políticas que defienden un nuevo proceso constituyente, el que permita recuperar la soberanía amordazada por pactos basados en el miedo y que alumbraron, en 1978, un país viejo con ropa nueva.
Viejo por monárquico, viejo por opresivo frente a las naciones sin estado, viejo por la permanencia de aparatos estatales emponzoñados por gentes y modos dictatoriales, viejo por mantener las pocas y viejas colonias y abandonar otras, como el Sahara a su suerte y viejo también porque los derechos sociales y laborales comprobamos a diario que no son más que papel mojado que la vigente “Constitución” es incapaz de defender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario