Parece mentira tener que decir que gracias a la crisis el parque-botánico de La Quinta entre el puente Gasset y el puente de la autovía puede salvarse de una importante remodelación a la que se comprometió el PP con Juan Carlos Aparicio y que hubiera costado 5 millones de euros.
El parque-botánico de La Quinta es el fruto de una enorme lucha ciudadana durante la década de los 90 contra el proyecto de los conservadores que pretendió con esa parte de la línea verde que atraviesa Burgos, para hacer el auditorio.
Ciudadanos y ciudadanas, con todo tipo de asociaciones lograron evitar y vencer el afán megalómano con el que con frecuencia quieren significarse los políticos de la derecha que quieren pasar a la posteridad por grandes construcciones a las que ponen una placa, para mayor gloria del alcalde de turno.
De una remodelación de millones de euros que presupuesto la UTE se ha pasado a los 20.000 euros presupuestados por la Concejalía de Parques y Jardines. Es una significativa diferencia.
Y es que debe de mantenerse el concepto de parque-botánico con la idea original de variedad paisajística de la provincia y con la estética que tiene.
Compartimos los planteamientos de Jorge Villalmanzo. Es necesario mantener, cuidar y limpiar de forma planificada el parque.
Consideramos que estas funciones, así como la reposición de las especies muertas y elementos deteriorados o rotos por abandono y falta de atenciones, lo pueden realizar asociaciones como por ejemplo las de discapacitados o que trabajan en cuestiones medioambientales, suponiendo un yacimiento de empleo para este sector social. Los Centros Especiales de Empleo en conjunción con la adjudicataria municipal de Parque y Jardines y la sección de Obras del Ayuntamiento así como grupos y asociaciones que tienen vínculos con el trabajo de especies vegetales.
Esta medida sería generadora de empleo e integración social, además de no ser nueva, como se ha podido ver en el tema de la recogida del aceite.
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