Andreu Coll, militante de Izquierda Anticapitalista
¡Ladran, luego cabalgamos!
A tenor de los improperios y de lugares comunes criminalizadores apresuradamente reunidos por un hidalguesco potentado segoviano, Izquierda Anticapitalista habría cometido una auténtica provocación al celebrar en su provincia su IV Universidad de Verano.
Un espectro recorre Segovia…
En un escrito que tiene la pretensión de ser un artículo de opinión (http://www.eladelantado.com/opinion...), un diputado de ese sindicato de intereses caciquiles denominado PP, que está convirtiendo gustosamente el Reino de España en una especie de protectorado del capital financiero internacional, incurre en una serie de acusaciones que rozan la calumnia y en unas difamaciones que bordean el delito. El panglossiano señor Pedro Gómez de la Serna Villacieros nos define como « Comunistas, Troskistas, filo-etarras, separatistas, antisistemas, movimiento okupa… », haciendo gala del rigor y el matiz al que nos tienen acostumbrados los medios de agitación ultraderechista de la caverna mediática. En realidad, se dedica a criminalizar a cualquiera que menoscabe los intereses de la oligarquía industrial, latifundista, financiera e inmobiliaria que se beneficia de la explotación brutal que sufren las clases populares, como ya han hecho recientemente algunos de sus correligionarios contra Ada Colau, Diego Cañamero y otros tantos luchadores sociales.
Ya se sabe, quienes defienden los intereses de los trabajadores son peligrosos comunistas, trotskistas y devoradores de niños. Quienes defienden el derecho a la vivienda son violentos okupas escracheadores y filonazis sedientos de sangre. Quien defiende el derecho de los pueblos a decidir libremente sus destinos y a definir desde su soberanía la relación con sus vecinos son filo-etarras, terroristas, asesinos, criminales, precursores del totalitarismo… Vayamos por partes.
El señor diputado por Segovia nos deleita con una lección de anticomunismo vulgar para advertir a las desdichadas víctimas de la crisis de que no caigan en las pérfidas garras del bolchevismo. Aquí, este representante tan notorio de un partido como el PP, heredero de los notables franquistas que se opusieron a la apertura democrática del régimen y que se han negado reiteradamente a condenar el golpe de Estado fascista de 1936 y los cuarenta años de genocidio y atrocidades criminales que le siguieron, nos imparte un bello discurso sobre derechos humanos y liberalismo compasivo. No es ninguna sorpresa que vuelva sobre esa tan macabra y manida contabilidad de las víctimas del « comunismo », en la que se mezclan interesadamente víctimas de conflictos imperialistas y de guerras civiles, víctimas de masacres genocidas denunciadas por la izquierda emancipatoria y víctimas de situaciones revolucionarias genuinas acosadas por la violencia de unas clases dominantes decididas a conservar sus privilegios a toda costa, víctimas de hambrunas o de crisis de subsistencia con víctimas de intervenciones extranjeras. Ya se sabe que la amalgama y la falta de rigor es la característica de todo panfleto propagandístico difamatorio… Por cierto, con los tiempos que corren, creo que sería muy instructivo contabilizar, eso sí, con rigor y seriedad científica, las víctimas del sistema capitalista desde sus orígenes hace quinientos años, con su tráfico de esclavos, sus saqueos coloniales y sus guerras exterministas, sus dos guerras mundiales, su miseria estructural en el Tercer Mundo, su violencia cotidiana contra las clases subalternas, etc… Es decir, habría que contabilizar el coste humano de la permanencia de este sistema de dominación del hombre por el hombre y el genocidio cotidiano que entraña aquí y en el mundo su perpetuación a sangre y fuego, ya que éste es el precio que paga día a día la humanidad por no haber logrado edificar una sociedad sin clases ni opresiones por razón de género, nacionalidad, raza o religión.
En el texto de este sujeto se afirma que el ideario comunista siempre ha conducido a catástrofes, represión, hambrunas, arbitrariedad… mezclando contextos y situaciones históricas diversas, amalgamando procesos genuinamente revolucionarios con regímenes dictatoriales que siempre fueron condenados por la izquierda emancipatoria. La corriente política que celebró su IV Universidad de Verano en La Granja, Segovia, no está dispuesta a recibir lecciones de nadie en lo que a oposición a las atrocidades del estalinismo se refiere, entre otras cosas porque fue la primera en denunciarlas (y a sufrirlas en los campos de concentración) en los momentos de su gestación a finales de la década de los años 20, ya que nos sentimos herederos de los comunistas que denunciaron las masacres contrarrevolucionarias de Stalin en la Unión Soviética mientras pugnaban por la extensión del socialismo democrático a otros países y combatían la contrarevolución fascista que abrazó buena parte de la burguesía mundial en los años treinta y cuarenta, incluída, por cierto, la mayor parte de la española. Desde hace más de setenta años nuestra corriente política ha denunciado los ataques a las libertades políticas tanto en los países del Este, como en los países capitalistas y en el Tercer Mundo. Nunca hemos tenido una doble vara de medir y siempre hemos sostenido que no se puede construir el socialismo sin democracia, pero tampoco una democracia real sin igualdad social y medios materiales para ejercerla. Es más, el llamado « trotskismo » no sólo ha defendido los derechos humanos y las libertades civiles cuando eran violados por el imperialismo, sino que también ha hecho lo propio en los países del Este y en China, algo que en absoluto puede afirmar el mal llamado « socialismo democrático » anticomunista y mucho menos los liberalismos conservadores de diverso pelaje, máxime cuando lo hacen representantes de partidos herederos de regímenes dictatoriales y genocidas, como en el caso que nos ocupa.
Miserias del anticomunismo
Ciertamente, en el siglo XX se han cometido atrocidades en el nombre del comunismo, al igual que la Santísima Inquisición lo hizo durante siglos en nombre del mensaje evangélico del nazareno o el imperialismo norteamericano en nombre de la libertad y la democracia. ¿Acaso son el marxismo, el cristianismo o el liberalismo democrático responsables de las atrocidades que se han hecho en su nombre ? A mi juicio es, cuanto menos, discutible.
No obstante, existe una ideología que ha amalgamado a las corrientes políticas más deletéreas del siglo XX y lo que llevamos del XXI y que no ha aportado ningún aliento emancipador a los pueblos : me refiero al anticomunismo. Se trata sin duda de la ideología fatalista, misántropa, pesimista, conformista, mezquina, conservadora, mediocre, gris, dogmática, superficial, empirista, torquemadista por excelencia del mundo moderno. Esta ideología, compartida por Thiers, Hitler, Truman, Pinochet, Franco, Felipe González, Berlusconi, Aznar, Churchill, Suharto, Thatcher, Esperanza Aguirre, Reagan, Juan Pablo II o Rosa Díez, ha canalizado el odio al igualitarismo, a la emancipación de género, a la diversidad nacional y cultural, a las aspiraciones utópicas de realización individual y colectiva, al heroísmo anónimo de quienes se saben humillados, explotados y oprimidos y que, a pesar de todo, se elevan moral e intelectualmente por encima de su condición en un combate incierto por su plena emancipación social y política. El anticomunismo es el odio del privilegiado egoísta contra la gente común, el chovinismo del elitista que desprecia a quienes producen la riqueza que consume con egoísmo, el desprecio del poderoso que es plenamente consciente de sus intereses e implacable en su salvaguarda, el racismo del gran burgués, del pequeño burgués, del lumpen burgués, del ínfimo burgués contra los proletarios de distintos colores y confesiones religiosas… Es el asco de la mayoría silenciosa contra la gente que tiene su propia fe, contra la gente que además de trabajar quiere vivir, luchar, maravillarse experimentando con la vida ; es la aversión y la envidia del mediocre, del conformista, del conservador, del imbécil contra quienes quieren cambiar la vida y transformar el mundo.
Sí, ciertamente, se objetará que el anticomunismo ha conocido versiones totalitarias y parlamentarias, dictatoriales y pluralistas, monopartidistas y pluripartidistas, atlantistas y filofascistas, imperialistas y antiimperialistas… Sin embargo siempre ha tenido una constante : un profundo desprecio, a veces explícito pero a menudo inconfesado, hacia la democracia, entendida como irrupción de las mayorías sociales en la vida pública, en la deliberación colectiva, en la reflexión y la decisión sobre los avatares políticos, económicos, sociales y culturales de los pueblos. A este respecto, creo que el odio al comunismo entraña un genuino desprecio por la democracia, puesto que para los marxistas-revolucionarios el comunismo no es más que el movimiento real de la gente común que impugna el actual desorden de cosas, un movimiento que se concreta en esa forma cambiante de autodeterminación política y de irrupción de los de abajo en la escena pública que llamamos democracia. Ignorar esto quizás sea la razón por la cual nuestro diputado segoviano tenga tantas dificultades para asimilar la aparente paradoja de que fuéramos (y sigamos siendo hoy…) los comunistas de todas las tendencias los más decididos combatientes antinazis y antifascistas del siglo XX y la fuerza de choque más entregada en la lucha por las libertades democráticas.
Pero, si acaso el comunismo es historia y el marxismo está muerto, ¿a qué se debe que siga suscitando tanto odio y tanto miedo entre los reaccionarios y los conservadores de hoy ? Creo que no cabe más que una respuesta : porque aún es un espectro que revive de las cenizas de las derrotas y de las traiciones de la socialdemocracia y el estalinismo, que se alimenta de la irracionalidad y la injusticia de una sociedad capitalista en decadencia y que se fortalece con la repolitización de los y las de abajo. A este respecto, el escrito de su señoría destila nerviosismo, odio y temor ante el retorno del fantasma y su sonrisa espectral.
Capitalismo, socialismo y democracia
A estas gentes que quieren que el mito substituya a la historia y la propaganda al pensamiento político habría que preguntarles qué relación guarda a su juicio la democracia y el respeto de los derechos humanos con el capitalismo como sistema de dominación mundial. A cualquiera que esté familiarizado con la historia del mundo contemporáneo le salta a la vista el hecho innegable de que la conquista de libertades democráticas ha estado indisolublemente ligado al protagonismo de la autoafirmación histórica de las clases populares y a su papel en la lucha política desde los tiempos de la Revolución Francesa. Es más, a lo largo de la historia, el impulso democratizador se ha impuesto gracias a las luchas de las clases populares. Y no gracias a la lógica excluyente e intrínsecamente desigualitaria del desarrollo capitalista sino, prácticamente sin excepción, a pesar de él. Es más, la principal víctima de los recortes de libertades y de las revoluciones confiscadas y/o traicionadas han sido las fuerzas populares que las han protagonizado mucho más que las elites privilegiadas que han intentado abortarlas.
Buenas noches y buena suerte…
El señor diputado concluye su diatriba advirtiendo de la desgracia de la crisis, de los males que genera y de las consecuencias que tiene. Parece que se trate de un parte meteorológico en el que intervienen factores ajenos a la voluntad de los agentes políticos y económicos, fuerzas impersonales que operan desde la fatalidad del automatismo, degradaciones inevitables ajenas a intereses opuestos, crisis sin responsables, políticas ineludibles, sobrevenidas degradaciones de los derechos y las libertades… ¡Lágrimas de cocodrilo que despiertan verdadera ternura por su humanismo y su compasión por el sufrimiento de los de abajo ! Todo el mundo sufre, a nadie le gusta la situación, qué tristeza, cuánta congoja… Con tan bellos sentimientos quién diría que muchos se están frotando las manos con la crisis… A la luz de tanta ternura, quién diría que la burguesía española está aprovechando la crisis para privatizar, precarizar y empobrecer masivamente… Para rematar su aborto de artículo, el señor Gómez de la Serna Villacieros concluye este espectacular vómito de hipocresía para dar un puñetazo en la mesa y amenazar a los pescadores en río revuelto : cuidado con quien aproveche la crisis para replanteárselo todo, cuidado con quienes no le dejen dormir porque se les ha impedido soñar… Ojo, ¡que los de enfrente también juegan ! Que la derecha respetable apunta mientras otros disparan… Cuidado, que os pongo la diana… No en vano cometimos la imprudencia de celebrar la Universidad de Verano en el escenario de uno de los combates más internacionales jamás librados por las fuerzas del progreso y la emancipación social y democrática contra los privilegios, el autoritarismo y la ignorancia. Que perdiéramos esa batalla (36-39) no significa que perdamos la guerra y, desde luego, de lo que no me cabe la menor duda es de que intimidaciones como las de este individuo no van a detenernos.
¡Ladran, luego cabalgamos!
A tenor de los improperios y de lugares comunes criminalizadores apresuradamente reunidos por un hidalguesco potentado segoviano, Izquierda Anticapitalista habría cometido una auténtica provocación al celebrar en su provincia su IV Universidad de Verano.
Un espectro recorre Segovia…
En un escrito que tiene la pretensión de ser un artículo de opinión (http://www.eladelantado.com/opinion...), un diputado de ese sindicato de intereses caciquiles denominado PP, que está convirtiendo gustosamente el Reino de España en una especie de protectorado del capital financiero internacional, incurre en una serie de acusaciones que rozan la calumnia y en unas difamaciones que bordean el delito. El panglossiano señor Pedro Gómez de la Serna Villacieros nos define como « Comunistas, Troskistas, filo-etarras, separatistas, antisistemas, movimiento okupa… », haciendo gala del rigor y el matiz al que nos tienen acostumbrados los medios de agitación ultraderechista de la caverna mediática. En realidad, se dedica a criminalizar a cualquiera que menoscabe los intereses de la oligarquía industrial, latifundista, financiera e inmobiliaria que se beneficia de la explotación brutal que sufren las clases populares, como ya han hecho recientemente algunos de sus correligionarios contra Ada Colau, Diego Cañamero y otros tantos luchadores sociales.
Ya se sabe, quienes defienden los intereses de los trabajadores son peligrosos comunistas, trotskistas y devoradores de niños. Quienes defienden el derecho a la vivienda son violentos okupas escracheadores y filonazis sedientos de sangre. Quien defiende el derecho de los pueblos a decidir libremente sus destinos y a definir desde su soberanía la relación con sus vecinos son filo-etarras, terroristas, asesinos, criminales, precursores del totalitarismo… Vayamos por partes.
El señor diputado por Segovia nos deleita con una lección de anticomunismo vulgar para advertir a las desdichadas víctimas de la crisis de que no caigan en las pérfidas garras del bolchevismo. Aquí, este representante tan notorio de un partido como el PP, heredero de los notables franquistas que se opusieron a la apertura democrática del régimen y que se han negado reiteradamente a condenar el golpe de Estado fascista de 1936 y los cuarenta años de genocidio y atrocidades criminales que le siguieron, nos imparte un bello discurso sobre derechos humanos y liberalismo compasivo. No es ninguna sorpresa que vuelva sobre esa tan macabra y manida contabilidad de las víctimas del « comunismo », en la que se mezclan interesadamente víctimas de conflictos imperialistas y de guerras civiles, víctimas de masacres genocidas denunciadas por la izquierda emancipatoria y víctimas de situaciones revolucionarias genuinas acosadas por la violencia de unas clases dominantes decididas a conservar sus privilegios a toda costa, víctimas de hambrunas o de crisis de subsistencia con víctimas de intervenciones extranjeras. Ya se sabe que la amalgama y la falta de rigor es la característica de todo panfleto propagandístico difamatorio… Por cierto, con los tiempos que corren, creo que sería muy instructivo contabilizar, eso sí, con rigor y seriedad científica, las víctimas del sistema capitalista desde sus orígenes hace quinientos años, con su tráfico de esclavos, sus saqueos coloniales y sus guerras exterministas, sus dos guerras mundiales, su miseria estructural en el Tercer Mundo, su violencia cotidiana contra las clases subalternas, etc… Es decir, habría que contabilizar el coste humano de la permanencia de este sistema de dominación del hombre por el hombre y el genocidio cotidiano que entraña aquí y en el mundo su perpetuación a sangre y fuego, ya que éste es el precio que paga día a día la humanidad por no haber logrado edificar una sociedad sin clases ni opresiones por razón de género, nacionalidad, raza o religión.
En el texto de este sujeto se afirma que el ideario comunista siempre ha conducido a catástrofes, represión, hambrunas, arbitrariedad… mezclando contextos y situaciones históricas diversas, amalgamando procesos genuinamente revolucionarios con regímenes dictatoriales que siempre fueron condenados por la izquierda emancipatoria. La corriente política que celebró su IV Universidad de Verano en La Granja, Segovia, no está dispuesta a recibir lecciones de nadie en lo que a oposición a las atrocidades del estalinismo se refiere, entre otras cosas porque fue la primera en denunciarlas (y a sufrirlas en los campos de concentración) en los momentos de su gestación a finales de la década de los años 20, ya que nos sentimos herederos de los comunistas que denunciaron las masacres contrarrevolucionarias de Stalin en la Unión Soviética mientras pugnaban por la extensión del socialismo democrático a otros países y combatían la contrarevolución fascista que abrazó buena parte de la burguesía mundial en los años treinta y cuarenta, incluída, por cierto, la mayor parte de la española. Desde hace más de setenta años nuestra corriente política ha denunciado los ataques a las libertades políticas tanto en los países del Este, como en los países capitalistas y en el Tercer Mundo. Nunca hemos tenido una doble vara de medir y siempre hemos sostenido que no se puede construir el socialismo sin democracia, pero tampoco una democracia real sin igualdad social y medios materiales para ejercerla. Es más, el llamado « trotskismo » no sólo ha defendido los derechos humanos y las libertades civiles cuando eran violados por el imperialismo, sino que también ha hecho lo propio en los países del Este y en China, algo que en absoluto puede afirmar el mal llamado « socialismo democrático » anticomunista y mucho menos los liberalismos conservadores de diverso pelaje, máxime cuando lo hacen representantes de partidos herederos de regímenes dictatoriales y genocidas, como en el caso que nos ocupa.
Miserias del anticomunismo
Ciertamente, en el siglo XX se han cometido atrocidades en el nombre del comunismo, al igual que la Santísima Inquisición lo hizo durante siglos en nombre del mensaje evangélico del nazareno o el imperialismo norteamericano en nombre de la libertad y la democracia. ¿Acaso son el marxismo, el cristianismo o el liberalismo democrático responsables de las atrocidades que se han hecho en su nombre ? A mi juicio es, cuanto menos, discutible.
No obstante, existe una ideología que ha amalgamado a las corrientes políticas más deletéreas del siglo XX y lo que llevamos del XXI y que no ha aportado ningún aliento emancipador a los pueblos : me refiero al anticomunismo. Se trata sin duda de la ideología fatalista, misántropa, pesimista, conformista, mezquina, conservadora, mediocre, gris, dogmática, superficial, empirista, torquemadista por excelencia del mundo moderno. Esta ideología, compartida por Thiers, Hitler, Truman, Pinochet, Franco, Felipe González, Berlusconi, Aznar, Churchill, Suharto, Thatcher, Esperanza Aguirre, Reagan, Juan Pablo II o Rosa Díez, ha canalizado el odio al igualitarismo, a la emancipación de género, a la diversidad nacional y cultural, a las aspiraciones utópicas de realización individual y colectiva, al heroísmo anónimo de quienes se saben humillados, explotados y oprimidos y que, a pesar de todo, se elevan moral e intelectualmente por encima de su condición en un combate incierto por su plena emancipación social y política. El anticomunismo es el odio del privilegiado egoísta contra la gente común, el chovinismo del elitista que desprecia a quienes producen la riqueza que consume con egoísmo, el desprecio del poderoso que es plenamente consciente de sus intereses e implacable en su salvaguarda, el racismo del gran burgués, del pequeño burgués, del lumpen burgués, del ínfimo burgués contra los proletarios de distintos colores y confesiones religiosas… Es el asco de la mayoría silenciosa contra la gente que tiene su propia fe, contra la gente que además de trabajar quiere vivir, luchar, maravillarse experimentando con la vida ; es la aversión y la envidia del mediocre, del conformista, del conservador, del imbécil contra quienes quieren cambiar la vida y transformar el mundo.
Sí, ciertamente, se objetará que el anticomunismo ha conocido versiones totalitarias y parlamentarias, dictatoriales y pluralistas, monopartidistas y pluripartidistas, atlantistas y filofascistas, imperialistas y antiimperialistas… Sin embargo siempre ha tenido una constante : un profundo desprecio, a veces explícito pero a menudo inconfesado, hacia la democracia, entendida como irrupción de las mayorías sociales en la vida pública, en la deliberación colectiva, en la reflexión y la decisión sobre los avatares políticos, económicos, sociales y culturales de los pueblos. A este respecto, creo que el odio al comunismo entraña un genuino desprecio por la democracia, puesto que para los marxistas-revolucionarios el comunismo no es más que el movimiento real de la gente común que impugna el actual desorden de cosas, un movimiento que se concreta en esa forma cambiante de autodeterminación política y de irrupción de los de abajo en la escena pública que llamamos democracia. Ignorar esto quizás sea la razón por la cual nuestro diputado segoviano tenga tantas dificultades para asimilar la aparente paradoja de que fuéramos (y sigamos siendo hoy…) los comunistas de todas las tendencias los más decididos combatientes antinazis y antifascistas del siglo XX y la fuerza de choque más entregada en la lucha por las libertades democráticas.
Pero, si acaso el comunismo es historia y el marxismo está muerto, ¿a qué se debe que siga suscitando tanto odio y tanto miedo entre los reaccionarios y los conservadores de hoy ? Creo que no cabe más que una respuesta : porque aún es un espectro que revive de las cenizas de las derrotas y de las traiciones de la socialdemocracia y el estalinismo, que se alimenta de la irracionalidad y la injusticia de una sociedad capitalista en decadencia y que se fortalece con la repolitización de los y las de abajo. A este respecto, el escrito de su señoría destila nerviosismo, odio y temor ante el retorno del fantasma y su sonrisa espectral.
Capitalismo, socialismo y democracia
A estas gentes que quieren que el mito substituya a la historia y la propaganda al pensamiento político habría que preguntarles qué relación guarda a su juicio la democracia y el respeto de los derechos humanos con el capitalismo como sistema de dominación mundial. A cualquiera que esté familiarizado con la historia del mundo contemporáneo le salta a la vista el hecho innegable de que la conquista de libertades democráticas ha estado indisolublemente ligado al protagonismo de la autoafirmación histórica de las clases populares y a su papel en la lucha política desde los tiempos de la Revolución Francesa. Es más, a lo largo de la historia, el impulso democratizador se ha impuesto gracias a las luchas de las clases populares. Y no gracias a la lógica excluyente e intrínsecamente desigualitaria del desarrollo capitalista sino, prácticamente sin excepción, a pesar de él. Es más, la principal víctima de los recortes de libertades y de las revoluciones confiscadas y/o traicionadas han sido las fuerzas populares que las han protagonizado mucho más que las elites privilegiadas que han intentado abortarlas.
Buenas noches y buena suerte…
El señor diputado concluye su diatriba advirtiendo de la desgracia de la crisis, de los males que genera y de las consecuencias que tiene. Parece que se trate de un parte meteorológico en el que intervienen factores ajenos a la voluntad de los agentes políticos y económicos, fuerzas impersonales que operan desde la fatalidad del automatismo, degradaciones inevitables ajenas a intereses opuestos, crisis sin responsables, políticas ineludibles, sobrevenidas degradaciones de los derechos y las libertades… ¡Lágrimas de cocodrilo que despiertan verdadera ternura por su humanismo y su compasión por el sufrimiento de los de abajo ! Todo el mundo sufre, a nadie le gusta la situación, qué tristeza, cuánta congoja… Con tan bellos sentimientos quién diría que muchos se están frotando las manos con la crisis… A la luz de tanta ternura, quién diría que la burguesía española está aprovechando la crisis para privatizar, precarizar y empobrecer masivamente… Para rematar su aborto de artículo, el señor Gómez de la Serna Villacieros concluye este espectacular vómito de hipocresía para dar un puñetazo en la mesa y amenazar a los pescadores en río revuelto : cuidado con quien aproveche la crisis para replanteárselo todo, cuidado con quienes no le dejen dormir porque se les ha impedido soñar… Ojo, ¡que los de enfrente también juegan ! Que la derecha respetable apunta mientras otros disparan… Cuidado, que os pongo la diana… No en vano cometimos la imprudencia de celebrar la Universidad de Verano en el escenario de uno de los combates más internacionales jamás librados por las fuerzas del progreso y la emancipación social y democrática contra los privilegios, el autoritarismo y la ignorancia. Que perdiéramos esa batalla (36-39) no significa que perdamos la guerra y, desde luego, de lo que no me cabe la menor duda es de que intimidaciones como las de este individuo no van a detenernos.
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