Comunicado de Izquierda Anticapitalista
La actual situación de caos y violencia que se vive en Ucrania viene atravesada por varios conflictos subyacentes desde hace décadas. En el origen de la crisis se encuentra la legítima revuelta popular del pueblo ucraniano contra un régimen oligárquico y corrupto que fue posteriormente instrumentalizada por organizaciones de la extrema derecha de cuño neonazi con el apoyo de EEUU y la Unión Europea. La situación ha derivado en un caos interno que puede acabar en un drama para el pueblo ucraniano en forma de guerra civil.
La voluntad de hegemonizar un proyecto neoliberal por parte de la Unión Europea que trascienda sus límites geográficos actuales con una expansión hacia el Este viene provocando una pugna entre las nuevas fuerzas imperialistas que configuran el actual escenario multipolar, protagonizado por Rusia, China y las potencias de Occidente (UE, EEUU y OTAN). En este complejo escenario, EEUU sigue siendo la principal potencia económica y militar que desea por encima de todo decidir sobre los juegos estratégicos de zonas que aún escapan a su control. Su intervención en el escenario actual para incorporar Ucrania y plegarla al control de la OTAN sigue la línea iniciada con éxito en Polonia y los Países Bálticos. Con su actuación, el Pentágono tiene como objetivo debilitar a las potencias que amenazan su hegemonía, con China como gran rival y con la Rusia de Putin tendente a una estrategia de soberanía nacional que pretende construirse sin someterse a los designios de EEUU, a la par que despliega una política intervencionista y ultranacionalista. EEUU y el FMI, por su lado, manipulan con operaciones desestabilizadoras a una parte de la población ucraniana -descontenta con el último gobierno corrupto, acaparador de riqueza y soberanía- con el fin de convertir a Ucrania en una colonia de la UE bajo un régimen abiertamente autoritario y xenófobo. El cambio de régimen auspiciado por Estados Unidos y la UE que se produjo tras ser derrocado Yanukovich -el presidente electo en febrero de 2010, corrupto y desprestigiado- ha dado lugar a un gobierno oligárquico, prooccidental y con gran influencia de la extrema derecha. Todo ello ha provocado respuestas en el Este del país que deben ser comprendidas y analizadas dentro de este marco.
Atentados terribles y deleznables como el incendio de la casa de los sindicatos de Odessa (en el que 40 sindicalistas fueron quemados vivos) son la muestra más cruda de las mencionadas operaciones desestabilizadoras que están perjudicando profundamente a las clases populares del pueblo ucraniano. Esta y otras acciones criminales cometidas por organizaciones paramilitares de signo neonazi han tenido como consecuencia que los anhelos expresados en las calles de Ucrania en los orígenes del movimiento EuroMaidán hayan sido arrebatados por intereses ajenos al pueblo, que ve cada vez más mermados sus derechos sociales. Ante todo ello, es preciso defender una respuesta autónoma de los trabajadores y las trabajadoras –del Este y del Oeste del país- contra el fascismo y a favor de una Ucrania independiente de las grandes potencias.
En lo que respecta a las informaciones publicadas en la mayor parte de la prensa internacional sobre los acontecimientos en Ucrania, es incuestionable que se ha hecho recaer injustificadamente toda la responsabilidad en Rusia, algo evidente en los titulares de las últimas semanas sobre la intervención militar de Kiev contra los rebeldes del Este o sobre la masacre de Odessa. Los medios de comunicación al servicio de los poderes financieros no han hecho sino desinformar y azuzar el belicismo, sin dar cuenta de que son la corrupción y el paro provocado por la desindustrialización las bases materiales de la crisis. Este estado de opinión ha sido aprovechado por las potencias imperialistas para azuzar el conflicto interétnico y evitar que las reivindicaciones se planteen en torno a otros ejes. Todo ello ha generado una opinión pública a nivel europeo que no tiene conciencia de las claras tendencias neoimperiales que hay en la UE ni de la necesidad de oponerse a ellas y a todas las políticas belicistas en auge, así como a la involución social que sufre el pueblo de Ucrania.
Por todo lo explicado, desde Izquierda Anticapitalista condenamos:
12 de mayo de 2014
La actual situación de caos y violencia que se vive en Ucrania viene atravesada por varios conflictos subyacentes desde hace décadas. En el origen de la crisis se encuentra la legítima revuelta popular del pueblo ucraniano contra un régimen oligárquico y corrupto que fue posteriormente instrumentalizada por organizaciones de la extrema derecha de cuño neonazi con el apoyo de EEUU y la Unión Europea. La situación ha derivado en un caos interno que puede acabar en un drama para el pueblo ucraniano en forma de guerra civil.
La voluntad de hegemonizar un proyecto neoliberal por parte de la Unión Europea que trascienda sus límites geográficos actuales con una expansión hacia el Este viene provocando una pugna entre las nuevas fuerzas imperialistas que configuran el actual escenario multipolar, protagonizado por Rusia, China y las potencias de Occidente (UE, EEUU y OTAN). En este complejo escenario, EEUU sigue siendo la principal potencia económica y militar que desea por encima de todo decidir sobre los juegos estratégicos de zonas que aún escapan a su control. Su intervención en el escenario actual para incorporar Ucrania y plegarla al control de la OTAN sigue la línea iniciada con éxito en Polonia y los Países Bálticos. Con su actuación, el Pentágono tiene como objetivo debilitar a las potencias que amenazan su hegemonía, con China como gran rival y con la Rusia de Putin tendente a una estrategia de soberanía nacional que pretende construirse sin someterse a los designios de EEUU, a la par que despliega una política intervencionista y ultranacionalista. EEUU y el FMI, por su lado, manipulan con operaciones desestabilizadoras a una parte de la población ucraniana -descontenta con el último gobierno corrupto, acaparador de riqueza y soberanía- con el fin de convertir a Ucrania en una colonia de la UE bajo un régimen abiertamente autoritario y xenófobo. El cambio de régimen auspiciado por Estados Unidos y la UE que se produjo tras ser derrocado Yanukovich -el presidente electo en febrero de 2010, corrupto y desprestigiado- ha dado lugar a un gobierno oligárquico, prooccidental y con gran influencia de la extrema derecha. Todo ello ha provocado respuestas en el Este del país que deben ser comprendidas y analizadas dentro de este marco.
Atentados terribles y deleznables como el incendio de la casa de los sindicatos de Odessa (en el que 40 sindicalistas fueron quemados vivos) son la muestra más cruda de las mencionadas operaciones desestabilizadoras que están perjudicando profundamente a las clases populares del pueblo ucraniano. Esta y otras acciones criminales cometidas por organizaciones paramilitares de signo neonazi han tenido como consecuencia que los anhelos expresados en las calles de Ucrania en los orígenes del movimiento EuroMaidán hayan sido arrebatados por intereses ajenos al pueblo, que ve cada vez más mermados sus derechos sociales. Ante todo ello, es preciso defender una respuesta autónoma de los trabajadores y las trabajadoras –del Este y del Oeste del país- contra el fascismo y a favor de una Ucrania independiente de las grandes potencias.
En lo que respecta a las informaciones publicadas en la mayor parte de la prensa internacional sobre los acontecimientos en Ucrania, es incuestionable que se ha hecho recaer injustificadamente toda la responsabilidad en Rusia, algo evidente en los titulares de las últimas semanas sobre la intervención militar de Kiev contra los rebeldes del Este o sobre la masacre de Odessa. Los medios de comunicación al servicio de los poderes financieros no han hecho sino desinformar y azuzar el belicismo, sin dar cuenta de que son la corrupción y el paro provocado por la desindustrialización las bases materiales de la crisis. Este estado de opinión ha sido aprovechado por las potencias imperialistas para azuzar el conflicto interétnico y evitar que las reivindicaciones se planteen en torno a otros ejes. Todo ello ha generado una opinión pública a nivel europeo que no tiene conciencia de las claras tendencias neoimperiales que hay en la UE ni de la necesidad de oponerse a ellas y a todas las políticas belicistas en auge, así como a la involución social que sufre el pueblo de Ucrania.
Por todo lo explicado, desde Izquierda Anticapitalista condenamos:
- La intervención de la UE y EEUU para explotar un legítimo movimiento popular contra un gobierno mafioso y autoritario.
- A los grupos fascistas que desviaron ese movimiento para alimentar dinámicas ultranacionalistas, así como a la política intervencionista y nacionalista de Putin.
- Una solución pacífica que plantee la necesidad de un referéndum sin presiones en el que se plantee la consulta sobre la autodeterminación de algunas zonas de Ucrania, así como la convocatoria de elecciones libres, sin ningún tipo de injerencia exterior, para dar paso a una Asamblea Constituyente que apueste por una Ucrania federal y democrática.
- El derecho legítimo a defenderse del fascismo por todos los medios y la solidaridad internacional contra todos los atentados cometidos por los fascistas.
- A los pueblos de la zona para que expresen sus reivindicaciones sociales y democráticas al margen de las mafias que se disputan el poder y de las potencias imperialistas -de uno y otro lado- que las amparan.
- A los sectores progresistas del movimiento de Maidán y del movimiento anti-Maidán, para que puedan unirse frente a la clase dominante ucraniana y frente a todos los nacionalismos e imperialismos en torno a demandas comunes de justicia social.
12 de mayo de 2014
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