Desde Estambul, Masis Kurkçugil, militante de Yeniyol, sección turca de la IV Internacional
El movimiento espontáneo que se ha desencadenado en Estambul ha tomado luego una dimensión sin precedentes en la historia del país y se extiende ya a 67 de las 85 ciudades del país.
Todo ha comenzado cuando un grupo de ciudadanos ha decidido ocupar pacíficamente el parque Gezi a fin de expresar su oposición a su remodelación, en pleno centro de Estambul y al desplazamiento de los árboles del parque para la reorganización del terreno. El parque Gezi, según incluso las declaraciones explícitas del primer ministro Erdogan, sería objeto de un proyecto de reordenación que comprende igualmente la reconstrucción como centro comercial de lujo de un cuartel otomano de artillería que había sido demolido como consecuencia de un levantamiento restauracionista, en 1909, contra la Revolución de los Jóvenes Turcos de 1908 y cuyas ruinas habían sido definitivamente destruidas en 1940. Ese proyecto ha sido también denunciado por numerosos especialistas entre los que se encuentran arquitectos, urbanistas y ecologistas.
El viernes 31 de mayo, el mismo día que un tribunal administrativo de Estambul tomó la decisión de suspender el proyecto de reconstrucción del cuartel, la policía ha atacado a los ocupantes pacíficos del parque Gezi y los ha expulsado. La agresión de la policía ha suscitado una reacción masiva por parte de los habitantes que se han solidarizado con los ocupantes del parque y tras violentos enfrentamientos la policía ha finalmente retrocedido y dejado libres los lugares los días 1 y 2 de junio y ha perdido el control de la plaza de Taksim. Las batallas callejeras han proseguido día y noche en numerosos barrios del centro de Estambul.
El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) que está en el poder desde hace diez años ha tomado un cariz autoritario, ha excluido a todos los que no están en su campo y ha provocado las reacciones sobre todo en amplios segmentos de la juventud contra sus políticas neoliberales. Asuntos conflictivos que pueden ser considerados como elementos de una explosión espontánea, junto a la intervención de la policía que ha entrado en el parque para echar brutalmente a la gente con sus niños y que ha incendiado sus tiendas de campaña. Todo ello ha proporcionado en gran medida la chispa que era necesaria para desencadenar la explosión.
El AKP que tiene una base electoral confortable del cincuenta por ciento y que está en el poder desde hace diez años ha sufrido una primera derrota y precisamente en la calle. El AKP que es considerado como partido que ha realizado importantes cambios para la mitad de la población acababa de sentarse alrededor de una mesa con los kurdos para comenzar las negociaciones con el fin de encontrar una solución pacífica a la cuestión nacional y sus políticas no eran hasta ahora contestadas más que por medios de izquierda militantes pero poco influyentes cuando un conjunto de gente heterogénea y difícilmente definible ha conquistado el centro de la ciudad tras haberse enfrentado valientemente con la policía.
A pesar de la importancia de la participación en las manifestaciones de los medios kemalistas laicos, descontentos con el poder del AKP, la mayoría de los manifestantes han sido, tanto como de los grupos de izquierdas, gente de 20-30 años que ha participado, por primera vez, en una lucha política. Habría también que subrayar el hecho de que eran mujeres jóvenes las que ocupaban las primeras filas durante los enfrentamientos con la policía. Los barrios de pobres próximos al centro han facilitado la participación en las manifestaciones de jóvenes que viven en esos barrios.
La gente de todas partes se ha dirigido hacia el centro de la ciudad. Al alba, un importante convoy de gente ha atravesado el puente del Bósforo a pie y se ha sumado a los demás manifestantes. Incluso si ha sido algo limitado, algunos miembros del partido de extrema derecha MHP han participado en las manifestaciones, pero la dirección del partido les ha dado inmediatamente la orden de abandonarlas. Hay una mezcla de mujeres jóvenes que llevaban el fular, de “musulmanes anticapitalistas”, de forofos de clubs de fútbol, de grupos LGTB, de kurdos, de kemalistas y, sobre todo, de quienes decían contra Tayyip Erdogan “nosotros también estamos aquí, nosotros existimos”.
Las consignas importantes eran “Tayyip dimite”, “juntos contra el fascismo”, “no es más que un comienzo, la lucha continúa”, sin embargo ninguna reivindicación clara se ha expresado por parte de la multitud. Incluso si la Iniciativa de Taksim ha formulado la reivindicación de la dimisión del ministro del interior, esta reivindicación no está aún muy extendida entre la masa. Lo que es más importante es el hecho de que, por primera vez, centenares de miles de personas van de una forma independiente a las plazas públicas sin que sean orientadas por un centro conocido (partido, sindicato o estado) a fin de oponerse a las políticas de un gobierno que toma cada vez más un cariz autoritario.
Incluso si las reivindicaciones sociales no han aparecido todavía, es muy evidente que la puesta en marcha de las políticas neoliberales y autoritarias es la que provoca la indignación de las masas.
Hay una guerra de la memoria entre la izquierda y el gobierno sobre el tema de la plaza de Taksim que es conocida como plaza del 1 de mayo. Frente a una izquierda que desearía perpetuar la memoria de las 42 personas que cayeron en esta plaza el 1 de mayo de 1977, así como los ideales de la clase obrera, el gobierno querría, reconstruyendo el cuartel de artillería, conseguir a la vez “revivificar la historia” y, transformando el cuartel en centro comercial, crear su propia legitimidad histórica.
Humillando a unos manifestantes a los que llama “bribones” y “provocadores”, Erdogan ha revelado hasta qué punto era “consistente” cuando se oponía a la represión israelí en Gaza o cuando criticaba a Asad en Siria. Los dos próximos años tendrán lugar las elecciones municipales y legislativas, así como las elecciones presidenciales. Según numerosos analistas, es casi seguro que Erdogan será elegido como presidente. Erdogan querría realizar una enmienda constitucional que le permitiera constituir un régimen presidencial como el de Putin.
Sin embargo los últimos acontecimientos han sido una derrota inesperada para él. En adelante de lo que tendremos necesidad es de nuevas experiencias de masas.
06/06/2013
http://www.npa2009.org/node/37513
Traducción: Faustino Eguberri Alberto Nadal
El movimiento espontáneo que se ha desencadenado en Estambul ha tomado luego una dimensión sin precedentes en la historia del país y se extiende ya a 67 de las 85 ciudades del país.
Todo ha comenzado cuando un grupo de ciudadanos ha decidido ocupar pacíficamente el parque Gezi a fin de expresar su oposición a su remodelación, en pleno centro de Estambul y al desplazamiento de los árboles del parque para la reorganización del terreno. El parque Gezi, según incluso las declaraciones explícitas del primer ministro Erdogan, sería objeto de un proyecto de reordenación que comprende igualmente la reconstrucción como centro comercial de lujo de un cuartel otomano de artillería que había sido demolido como consecuencia de un levantamiento restauracionista, en 1909, contra la Revolución de los Jóvenes Turcos de 1908 y cuyas ruinas habían sido definitivamente destruidas en 1940. Ese proyecto ha sido también denunciado por numerosos especialistas entre los que se encuentran arquitectos, urbanistas y ecologistas.
El viernes 31 de mayo, el mismo día que un tribunal administrativo de Estambul tomó la decisión de suspender el proyecto de reconstrucción del cuartel, la policía ha atacado a los ocupantes pacíficos del parque Gezi y los ha expulsado. La agresión de la policía ha suscitado una reacción masiva por parte de los habitantes que se han solidarizado con los ocupantes del parque y tras violentos enfrentamientos la policía ha finalmente retrocedido y dejado libres los lugares los días 1 y 2 de junio y ha perdido el control de la plaza de Taksim. Las batallas callejeras han proseguido día y noche en numerosos barrios del centro de Estambul.
El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) que está en el poder desde hace diez años ha tomado un cariz autoritario, ha excluido a todos los que no están en su campo y ha provocado las reacciones sobre todo en amplios segmentos de la juventud contra sus políticas neoliberales. Asuntos conflictivos que pueden ser considerados como elementos de una explosión espontánea, junto a la intervención de la policía que ha entrado en el parque para echar brutalmente a la gente con sus niños y que ha incendiado sus tiendas de campaña. Todo ello ha proporcionado en gran medida la chispa que era necesaria para desencadenar la explosión.
El AKP que tiene una base electoral confortable del cincuenta por ciento y que está en el poder desde hace diez años ha sufrido una primera derrota y precisamente en la calle. El AKP que es considerado como partido que ha realizado importantes cambios para la mitad de la población acababa de sentarse alrededor de una mesa con los kurdos para comenzar las negociaciones con el fin de encontrar una solución pacífica a la cuestión nacional y sus políticas no eran hasta ahora contestadas más que por medios de izquierda militantes pero poco influyentes cuando un conjunto de gente heterogénea y difícilmente definible ha conquistado el centro de la ciudad tras haberse enfrentado valientemente con la policía.
A pesar de la importancia de la participación en las manifestaciones de los medios kemalistas laicos, descontentos con el poder del AKP, la mayoría de los manifestantes han sido, tanto como de los grupos de izquierdas, gente de 20-30 años que ha participado, por primera vez, en una lucha política. Habría también que subrayar el hecho de que eran mujeres jóvenes las que ocupaban las primeras filas durante los enfrentamientos con la policía. Los barrios de pobres próximos al centro han facilitado la participación en las manifestaciones de jóvenes que viven en esos barrios.
La gente de todas partes se ha dirigido hacia el centro de la ciudad. Al alba, un importante convoy de gente ha atravesado el puente del Bósforo a pie y se ha sumado a los demás manifestantes. Incluso si ha sido algo limitado, algunos miembros del partido de extrema derecha MHP han participado en las manifestaciones, pero la dirección del partido les ha dado inmediatamente la orden de abandonarlas. Hay una mezcla de mujeres jóvenes que llevaban el fular, de “musulmanes anticapitalistas”, de forofos de clubs de fútbol, de grupos LGTB, de kurdos, de kemalistas y, sobre todo, de quienes decían contra Tayyip Erdogan “nosotros también estamos aquí, nosotros existimos”.
Las consignas importantes eran “Tayyip dimite”, “juntos contra el fascismo”, “no es más que un comienzo, la lucha continúa”, sin embargo ninguna reivindicación clara se ha expresado por parte de la multitud. Incluso si la Iniciativa de Taksim ha formulado la reivindicación de la dimisión del ministro del interior, esta reivindicación no está aún muy extendida entre la masa. Lo que es más importante es el hecho de que, por primera vez, centenares de miles de personas van de una forma independiente a las plazas públicas sin que sean orientadas por un centro conocido (partido, sindicato o estado) a fin de oponerse a las políticas de un gobierno que toma cada vez más un cariz autoritario.
Incluso si las reivindicaciones sociales no han aparecido todavía, es muy evidente que la puesta en marcha de las políticas neoliberales y autoritarias es la que provoca la indignación de las masas.
La revancha del 1 de mayo o las guerras de la memoria
El pasado 1 de mayo el gobierno había cerrado a las manifestaciones la plaza de Taksim, que tiene una importancia simbólica, con el pretexto de los trabajos en curso, y había paralizado el transporte marítimo y por carretera con el fin de impedir las manifestaciones de ese día. Igualmente, había desplegado policías por todas partes. Como consecuencia de la adopción por el gobierno de un método como el que utiliza Putin para asfixiar a la oposición social, la ciudad había quedado paralizada.Hay una guerra de la memoria entre la izquierda y el gobierno sobre el tema de la plaza de Taksim que es conocida como plaza del 1 de mayo. Frente a una izquierda que desearía perpetuar la memoria de las 42 personas que cayeron en esta plaza el 1 de mayo de 1977, así como los ideales de la clase obrera, el gobierno querría, reconstruyendo el cuartel de artillería, conseguir a la vez “revivificar la historia” y, transformando el cuartel en centro comercial, crear su propia legitimidad histórica.
Humillando a unos manifestantes a los que llama “bribones” y “provocadores”, Erdogan ha revelado hasta qué punto era “consistente” cuando se oponía a la represión israelí en Gaza o cuando criticaba a Asad en Siria. Los dos próximos años tendrán lugar las elecciones municipales y legislativas, así como las elecciones presidenciales. Según numerosos analistas, es casi seguro que Erdogan será elegido como presidente. Erdogan querría realizar una enmienda constitucional que le permitiera constituir un régimen presidencial como el de Putin.
Sin embargo los últimos acontecimientos han sido una derrota inesperada para él. En adelante de lo que tendremos necesidad es de nuevas experiencias de masas.
06/06/2013
http://www.npa2009.org/node/37513
Traducción: Faustino Eguberri Alberto Nadal
Me gustaría resaltar esta parte del texo:
ResponderEliminar``El AKP que es considerado como partido que ha realizado importantes cambios para la mitad de la población acababa de sentarse alrededor de una mesa con los kurdos para comenzar las negociaciones con el fin de encontrar una solución pacífica a la cuestión nacional y sus políticas no eran hasta ahora contestadas más que por medios de izquierda militantes pero poco influyentes cuando un conjunto de gente heterogénea y difícilmente definible ha conquistado el centro de la ciudad tras haberse enfrentado valientemente con la policía.´´
¿Hacen falta mas pruebas de que hace falta algo mas para lograr nuestros objetivos?