martes, 19 de enero de 2016

LA CHICA DANESA

Por Eduardo Nabal

La animadversión de buena parte de la crítica al uso hacia un filme tan brillante y conseguido como “La chica danesa” subraya que, aún hoy, nos está contando algo novedoso importante o reivindicativo. Hasta algunos críticos jóvenes parecen haberle dado la espalda a pesar de los premios a su envoltorio.

Basada en la historia y el difícil periplo de Lili Elber y en la novela que escribió David Ebershoff (editada hace años por Anagrama y hoy descatalogada o a punto de ser reeditada) sobre la historia verídica de la primera transexual conocida de la historia europea, “La chica danesa” es una valiente y exquisita producción dirigida por el realizador británico Tom Hopper (realizador de la más convencional “El discurso del Rey”). Con una cuidada ambientación de época (transición entre el siglo XIX y el XX), Hooper nos introduce con sutileza y detalles incisivos en un tormentoso matrimonio de pintores de clase media alta que se romperá en parte cuando el joven Einar descubra definitivamente que se siente mujer y empiece a vestirse como tal provocando tormentas dentro y fuera de sí mismo, cuando empiece a dejarse ver en público (fiestas y exposiciones) con su nuevo atuendo y en plena trans-formación.
Siempre atenta a los detalles, elegante y pictórica destaca la versatilidad del siempre impresionante Eddie Redmayne (“Savage grace”), nominado al Oscar al mejor actor de este año, al que acompaña una esforzada Alicia Wikander, como su valiente y voluntariosa esposa, y un punto de reivindicación mezclado con la sensibilidad y la atención a los pequeños giros narrativos, que sin excluir el humor y la ironía, hacen de este drama de costumbres y equívocos una pieza de cámara de primer orden.

Estamos, pues, ante la mejor película hasta la fecha del director que, sin grandes discursos, nos trasmite la angustia, la tensión y también los momentos de placer, sensualidad y descubrimiento de unos personajes en un telón de fondo refinado y un mundo aparentemente elegante pero no exento de trampas para los que luchan por vivir abiertamente la diferencia en una sociedad de moldes rígidos.

Un microcosmos donde la bohemia no implica una verdadera apertura en las mentalidades de gentes que pueblan los salones de pintura y las galerías de arte. Ni tampoco en las instituciones médicas de la época todavía reticentes a cualquier atisbo de cambio, condenado a la gente trans al manicomio o a las primeras operaciones de cambio de sexo, brutales y pocas o nada seguras. A pesar de sus dos horas de duración disfrutamos de un film visualmente brillante, psicológicamente complejo, históricamente decisivo, atmosféricamente subyugante y narrativamente sólido.

Director: Tom Hooper

Guión: Lucinda Coxon (Novela: David Ebershoff)
Interpretes: Eddie Redmayne, Alicia Vikander, Amber Heard, Ben Whishaw, Matthias Schoenaerts

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