Por Acacio Puig
Los resultados de las elecciones catalanas seguirán siendo noticia estrella en medios y corrillos mientras muy sesudos análisis desvelan -tanto como encubren- sus claves esenciales.
El sí a la independencia que expresó casi la mitad del electorado, supone un rotundo rechazo al régimen del 78 y su Constitución en aspectos tan fundamentales como el centralismo españolista, el modelo monárquico y la absolución del franquismo.
De hecho, el rechazo a la monarquía y a la impunidad del franquismo se extienden también a la candidatura que agrupó a Iniciativa, Podemos y Esquerra Unida.
Es decir que el nuevo Parlament cuenta con una sobrada mayoría Republicana (de derecha, de centro y de izquierda, que se extiende hasta el anticapitalismo de las CUP). Y también, el nuevo Parlament cuenta con sobrada mayoría para tomar iniciativas a favor de la Verdad, la Justicia y la Reparación respecto a víctimas y combatientes contra cuatro décadas del viejo régimen de dictadura asesina impuesto en 1939. Catalunya puede contribuir decisivamente a acabar con su impunidad.
El factor independentista tiene modernas raíces en el odio conservador español al catalanismo popular. Catalunya resistió hasta el fin al fascismo y el alzamiento y se evacuó solo al final de la Guerra. Su President Companys fue fusilado. Catalunya fue pionera en la construcción de alternativas democráticas a la dictadura y cuna de organizaciones revolucionarias de la nueva izquierda de los 60. Sufrió una represión cultural comparable a la sufrida por Euskadi… Todo eso “marca tendencia”.
Además, la población trabajadora ha experimentado a fondo y desde estructuras sindicales diversas y más sólidas que en la mayoría del estado, que la Constitución no ha sido salvaguarda de sus derechos sociales, laborales, ni políticos. Desahucios, contrarreformas laborales y ley Mordaza, constituyen eslabones “gordos” de una cadena que se apretó aún mas desde la supresión del artículo constitucional 135 para poner el pago de la Deuda en el puesto de mando de la política internacional española.
El españolismo centralista del PP y el PSOE han reforzado ideológicamente el independentismo catalán desde las primeras negociaciones del Estatut. Mucho polvo…Mucho lodo.
El bipartidismo ya ha sido barrido en Catalunya. El PSOE y el PP, a pesar de su hegemonía política estatal, sus vínculos internacionales y el enorme respaldo financiero con que cuentan, han pasado a la categoría de “pequeños partidos en declive”. Sus recientes piruetas reformistas no van a restituirles ningún papel decisivo en Catalunya.
Parece evidente que incluso a pesar de los escándalos de Puyol y familia y de los atropellos cometidos por Mas y cía, una mayoría significativa de catalanes independentistas prefiere a su “hijo de puta” (como decía groseramente “papá Bush” al referirse a Sadam) que a sus homólogos españoles.
Los magros resultados de la candidatura que integró a Podemos en Catalunya no son responsabilidad de ninguna “sopa de letras”…sino lo contrario. Si hay una comunidad en que Iniciativa y Esquerra se mantienen social y electoralmente es precisamente allí (con tripartito o sin tripartito). El problema parece más bien la falta de arrastre del espejismo Podemos en tierra catalana. El plante de Ada, Manuela y otras candidaturas municipalistas que durante su encuentro en Barcelona dieron a Pablo Iglesias -al negarse a ser usadas como “bases de apoyo” del proyecto podemita- se suma a la falta
de credibilidad allí de un líder que inició su carrera política presumiendo de “patriota español”. La tibia defensa del “derecho a decidir” es creíble en Ada Colau, pero no tanto en Iglesias ni Errejón.
En un espacio poblacional con más cultura política y menos iluso, las peroratas “ilusionantes”…no pasan tan fácilmente. De ahí el paso de la denuncia de la “sopa de letras” a su búsqueda de última hora en Galicia, con Anova y Esquerda.
En cuanto a la CUP, felicitamos su ascenso, su coherencia y su dedicación a construir tejido social de base asamblearia. Hace un par de años invitamos a una de sus concejalas de Tarragona a un exitoso acto público en Burgos, acto que mantiene reseña y entrevista en nuestro blog. Viento Sur se ocupó con frecuencia de publicar textos de sus dirigentes (sobre todo en vida del fundador de la revista Miguel Romero). Si ha habido en las elecciones y hoy en las negociaciones con Junts, una organización que levante un programa anticapitalista…esa organización es la CUP desde sus 10 diputadxs y sus asambleas locales.
PD. (…Y mientras Ciudadanos, “un PP lavado y planchado”, despega dispuesto a barnizar la política conservadora).
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