Se dice pronto pero la huelga de Panrico de Santa Perpetua de Mogoda (Barcelona) lleva en estos momentos más de dos meses de lucha, empezó el pasado 13 de octubre. Esto de por sí es ya toda una demostración por parte de las trabajadoras y trabajadores de su capacidad de organización y resistencia. Su proceder lo sintetizan en su lema “Cero despidos y cero rebajas salariales”, no es literatura ya que familias enteras llevan todo este tiempo sin ingresar los salarios de los que depende su vivir diario. Obligatorio es que se extienda la solidaridad con las compañeras y compañeros, que fortalezcamos su lucha y que aportemos a su caja de resistencia.
Además de solidarizarnos tenemos que aprender de esta lucha de resistencia. Si los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, ejerciesen la política sindical para la que fueron creados en su día ni dividirían las plantillas ni dejarían en la estacada ninguna lucha de resistencia. Las empresas sabrían entonces que querer despedir trabajadores y/o recortar salarios contaría con una primera muralla que sería la de los propios sindicatos al completo. Al no ocurrir así esto nos está informando que las direcciones de estos dos sindicatos no sirven porque nada tienen que ver con prácticas sindicales normalizadas, de clase. Los sindicatos no fueron creados para el “pacto social” sino para la defensa de los intereses económicos y sociales de la clase trabajadora en sus empresas, no se crearon para pactar con la patronal sino para enfrentarla, no se crearon para dividir a las plantillas sino para fortalecerlas.
A pesar de la burocracia sindical, la clase trabajadora está metida en un sinfín de luchas de resistencia. Las direcciones de los grandes sindicatos estatales las están traicionando, porque traición es no acompañarlas de principio a fin. Pero a pesar de esta traición las compañeras y compañeros de Panrico no están solos como nos lo demuestra el “Primer Encuentro y Jornada Solidaria” que se celebró el sábado 14 de diciembre en la Plaza Pompeu Fabra de Sabadell, acto que fue apoyado por infinidad de colectivos sindicales y políticos. Este es el camino. Hay que unir los diversos colectivos sindicales y las organizaciones de la izquierda social en las luchas defensivas de la clase trabajadora. Así nacerán los gérmenes de frentes únicos de lucha, donde trabajadoras y trabajadores irán en comunidad de acción independientemente de que estén en un sindicato u otro, en una organización u otra. Después vendrá su manifestación política, el ejercicio complementario.
Las luchas en el seno de las empresas, sean fábricas, hipermercados, oficinas o tiendas, son el epicentro de la lucha social porque atacan el templo sacrosanto del Capital. Es aquí donde les duele a los empresarios ya que la lucha sindical es por sí mismo un ejercicio de enfrentamiento directo con la clase que nos domina y gobierna, la burguesía. Hay que tener plena conciencia de este hecho. La calle por sí sola no basta.
Mantener e incrementar la solidaridad con las compañeras y compañeros de Panrico no es sólo una ayuda directa a los trabajadores y trabajadoras de una fábrica concreta sino una ayuda al conjunto de la clase. Su victoria sería nuestra victoria, reforzaría nuestra moral, ayudaría a ampliar el sendero de la lucha y a entender que la libertad sin trabajo y un salario digno no es más que una palabra vacía.
Madrid, 19, diciembre, 2013
Además de solidarizarnos tenemos que aprender de esta lucha de resistencia. Si los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, ejerciesen la política sindical para la que fueron creados en su día ni dividirían las plantillas ni dejarían en la estacada ninguna lucha de resistencia. Las empresas sabrían entonces que querer despedir trabajadores y/o recortar salarios contaría con una primera muralla que sería la de los propios sindicatos al completo. Al no ocurrir así esto nos está informando que las direcciones de estos dos sindicatos no sirven porque nada tienen que ver con prácticas sindicales normalizadas, de clase. Los sindicatos no fueron creados para el “pacto social” sino para la defensa de los intereses económicos y sociales de la clase trabajadora en sus empresas, no se crearon para pactar con la patronal sino para enfrentarla, no se crearon para dividir a las plantillas sino para fortalecerlas.
A pesar de la burocracia sindical, la clase trabajadora está metida en un sinfín de luchas de resistencia. Las direcciones de los grandes sindicatos estatales las están traicionando, porque traición es no acompañarlas de principio a fin. Pero a pesar de esta traición las compañeras y compañeros de Panrico no están solos como nos lo demuestra el “Primer Encuentro y Jornada Solidaria” que se celebró el sábado 14 de diciembre en la Plaza Pompeu Fabra de Sabadell, acto que fue apoyado por infinidad de colectivos sindicales y políticos. Este es el camino. Hay que unir los diversos colectivos sindicales y las organizaciones de la izquierda social en las luchas defensivas de la clase trabajadora. Así nacerán los gérmenes de frentes únicos de lucha, donde trabajadoras y trabajadores irán en comunidad de acción independientemente de que estén en un sindicato u otro, en una organización u otra. Después vendrá su manifestación política, el ejercicio complementario.
Las luchas en el seno de las empresas, sean fábricas, hipermercados, oficinas o tiendas, son el epicentro de la lucha social porque atacan el templo sacrosanto del Capital. Es aquí donde les duele a los empresarios ya que la lucha sindical es por sí mismo un ejercicio de enfrentamiento directo con la clase que nos domina y gobierna, la burguesía. Hay que tener plena conciencia de este hecho. La calle por sí sola no basta.
Mantener e incrementar la solidaridad con las compañeras y compañeros de Panrico no es sólo una ayuda directa a los trabajadores y trabajadoras de una fábrica concreta sino una ayuda al conjunto de la clase. Su victoria sería nuestra victoria, reforzaría nuestra moral, ayudaría a ampliar el sendero de la lucha y a entender que la libertad sin trabajo y un salario digno no es más que una palabra vacía.
Madrid, 19, diciembre, 2013
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