Uno de los actos PoPulares de las fiestas |
Desde siempre las fiestas de la ciudad han adolecido de una personalidad propia. Han divagado entre modelos más propios de Miranda de Ebro, el País Vasco y Navarra, con otros que tienen más implicaciones populares o más dentro de la cultura participativa en la confección del programa festivo, pero no desde una verdadera participación popular, sino elitista y muy encorsetada, con las reminiscencia católica como es la ofrenda de flores a una Virgen que no es a la que van dedicadas las fiestas, además de desprender una reminiscencia nacional-católica.
Peñas, pañuelo, peticiones de conciertos…., son experimentos fracasados a lo largo de los años.
Ni las peñas dinamizan el ambiente festivo, salvo en los días grandes. Tan solo las charangas que las forman o que contratan, lo hacen en determinados momentos. Se ven blusas y fajas diseminadas y dispersas por la ciudad la mayor parte del día, que se agrupan para ir o volver de los toros, en los desfiles de carrozas, o en la mencionada ofrenda floral a la Virgen (como sucede en Zaragoza o Valencia).
El pañuelo era como en el norte. Inicialmente fue verde, luego a rayas y al final rojo como los de otras ciudades. Se vendía y nadie se lo ponía. Ya ni se vende y lo usan algunas autoridades para salir en un periódico o en algún acto oficial. La mayoría de la población ni se identifica ni lo utiliza.
La participación ciudadana para elegir conciertos de música masivos se quedó en que se pedía no se sabe si haciendo peticiones insistentemente las mismas personas de siempre para que vinieran gente como la Pantoja, o la trasnochados Hombres G, o por el contrario era una única petición con poca participación ciudadana. Los grupos de actualidad, populares y juveniles eran y son de pago y mucho coste en El Plantío. Las fiestas actuales han perdido de hecho esa participación.
Las actuales han metido elementos nuevos que va en tres líneas: beneficiar a los hosteleros, ahondar en las peñas y en el tradicionalismo.
Las fiestas parecen más una feria gastronómica hecha para que l@s hosteler@s ganen dinero en las casetas. De hecho son el eje central de las fiestas en la calle, si quitamos el tradicional parque infantil de “Mero el Jardinero” y algo de teatro de calle. Casi la tercera parte del programa oficial es la feria de tapas con actuaciones y luego el concurso de charangas. No es de extrañar que hayan aumentado las ventas. Se repite el esquema de recaudar y no de propiciar en las casetas el profesionalismo y la calidad de l@s hosteler@s que trabajan todo el año en la tapería y la restauración. Siguen participando pubs y bares que contratan empresas para participar en el concurso de tapas únicamente en estas fiestas.
Las peñas ven reforzado su papel, pero no mejora su presencia animadora como hemos dicho, al copiar lo que se hace en Miranda desde el balcón del ayuntamiento con el bombo. Aquí se hace el lanzamiento de la bota. La diferencia es que aquí hay menor porcentaje poblacional asociado a las peñas que en Miranda y nada que ver con la animación de las peñas en las calles durante las fiestas. Por cierto, resulta vergonzoso que tras avisar con dos meses de antelación a las peñas para que utilizaran vehículos con la debida documentación y en condiciones, amanecen algunas con no desfilar porque se les han retirado los vehículos por seguridad y el ayuntamiento, para colmo les paga el alquiler de los vehículos que sustituyen a los retirados, alegando que les perjudica la pérdida de publicidad que llevaban con lo que perciben ingresos durante las fiestas. Entonces, cuando a alguien le retiren el vehículo que le pague el ayuntamiento la multa y la retirada del vehículo, hasta que lo recupere o alquile otro que por cierto también se lo puede pagar el ayuntamiento.
El tradicionalismo no sabemos si copiado del norte peninsular arraigado, o del provincialismo trasnochado que se hunde en raíces franquistas como el canto del Himno que, por cierto, necesitaría un profundo cambio de letra o con el baile multitudinario de la Jota, además de la ya mencionada ofrenda floral. No ha habido pasacalles en la cabalgata, o aumento de verbenas noctámbuleras. Después de los fuegos la salida es la única con verbena que había, o ir a las barracas.
La participación en la calle sigue estando basada en personas que actúan pidiendo dinero y algo de teatro infantil.
El resto también de pago: barracas, conciertos importantes (los del Paseo Atapuerca no se sabe el criterio, de selección de ahí el desigual interés), toros ( espectáculo salvaje que hay suprimir por ser tortura animal), teatro, etc.
Por cierto, esperamos de una vez por todas que las barracas salgan de su ubicación actual, algo que llevamos proponiendo año tras año. Sobre todo cuando ya ha habido denuncias vecinales que ha motivado cuatro mediciones diarias por técnicos municipales con informes a la fiscalía.
Las fiestas evidentemente tienen que haber sido baratas, en las que l@s burgaleses están como cualquier otro día festivo en la calle, viendo peñas y comiendo tapas, sin involucrarse, sin participación activa. De hecho a IA nos gustaría saber cuál ha sido el presupuesto definitivo y por capítulos, así como conocer por apartados ingresos y gastos. Hasta la recepción oficial salió barata ya que el jamón del ágape lo puso Campofrío y la cerveza San Miguel para 400 invitad@s de personalidades y acompañantes, algunos tan sorprendentes como Paco Cabrerizo y esposa, número 2 en la lista de IU y de la asociación de Eras de Gamonal, después lo que ocurrió en el barrio.
Por último, el tema de los fuegos y la tragedia que pudo ocurrir. Si el plan de seguridad con el establecimiento del perímetro de seguridad y los planes de emergencia no se han cumplido, no solo deben de ese expedientados los responsables de coordinar los operativos, sencillamente deben de ser cesados o ¿hay que esperar a que haya muertos? Si no sucede, es el concejal el que debe de dimitir, ya que es el responsable político, no de la ejecución directa de la sesión, sino de elegir a esos responsables y de hacer el Plan de Seguridad y de Emergencias y su seguimiento.
Para IA las fiestas “sampedriles” y otras de raigambre populares son uno de los elementos centrales de la vida de la ciudad. No se improvisan. Han que propiciar la variedad de actividades de diversión dando paso a la participación.
Deben de ser populares y para todos los grupos ciudadanos. Por eso hay que dar participación a todo el tejido asociativo. Hay que hablar y escuchar a todo tipo de tejido asociativo ciudadano y personas, así como hay que dar participación y proyección, que además sería más barato, a los grupos culturales, musicales y deportivos de la ciudad y provincia y eso no se improvisa en tres meses.
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