Comunicado de Izquierda
Anticapitalista Revolucionaria IZAR
Al mismo
tiempo que miles de refugiad@s permanecen enjaulados a lo largo de la
“ruta de los Balcanes”, la declaración conjunta de la cumbre de
la UE con Ahmet Davutoglu el pasado 7 de marzo mostró de la forma
más descarada que los líderes de la “Europa civilizada”
intentan levantar más muros, cerrar más herméticamente los pasos y
cobrar un impuesto de sangre por la búsqueda de un refugio seguro a
los refugiad@s e inmigrantes.
La miseria a
la que llegaron en la cumbre como un estadio intermedio del acuerdo,
que se completará el 17 de marzo, agrava cualitativamente el modo en
el que afrontar la mayor oleada de refugiad@s desde la posguerra, a
expensas incluso de su propia y falsa “legalidad internacional”,
consolidando decididamente la Europa-fortaleza. Se legaliza el cierre
de la ruta a través de los Balcanes occidentales y el suplicio del
goteo migratorio con el “final del acercamiento al país de origen
sin formalidades”, o lo que es lo mismo, la “devolución en
caliente”, mientras se prevé la “toma de todas las medidas
necesarias contra cualquier apertura de una nueva ruta de tránsito”.
No existe
ningún compromiso por un plan de reubicación en los países de la
UE, ni plan de contribución económica humanitaria dentro de
nuestras fronteras. Frente a esto se endurecen los criterios y se
agravan las distinciones arbitrarias entre los refugiad@s, entre
"quienes no requieren protección internacional" y
"migrantes irregulares", incluso entre los sirios, de
acuerdo a su región de procedencia. Ya en sí resulta un horrible
sarcasmo llamarlos refugiad@s, participio de “refugiar”.
¿Refugiad@s dónde?
A partir de
ahora se prevé el retorno inmediato a Turquía, con la contribución
económica acordada de la UE, de todos los que lleguen a las islas
griegas y se consideren “irregulares” o no “necesitados de
protección internacional”. En concreto, “por cada sirio que sea
aceptado de nuevo en Turquía de las islas griegas, otro sirio será
reubicado de Turquía a los estados miembro de la UE, en el marco de
los compromisos existentes”. Estos compromisos, que no se respetan,
hablan de 160.000 refugiados, cuando en 2015 más de 1,2 millones
solicitaron asilo en países de la UE.
Lo que se
firmó la semana pasada en Bruselas, digámoslo, es una deportación
en masa, lo cual viola flagrantemente la Convención de Ginebra y el
protocolo 167 de Naciones Unidas. Los refugiados serán deportados a
un “país seguro”, Turquía, que casualmente no ha suscrito del
todo la Convención de Ginebra. Evidentemente no se habla de
repatriarlos, porque significaría devolverlos a una muerte segura.
El casi
inexistente derecho humanitario ha sido derrotado por los gobiernos
xenófobos del centro y este de la UE que levantaron alambradas y
cerraron la ruta de los Balcanes, pero también con la complicidad de
los grandes, sobrepasados por la situación, también del gobierno de
Rajoy, cuya cifra de acogida de refugiados es vergonzosa. El ministro
de Exteriores ha tenido que rebajar el tono y ahora subraya que la
posición se centrará en rechazar los retornos colectivos y en
individualizar los procedimientos de asilo en la UE. Hace una lectura
muy particular señalando la excepcionalidad del acuerdo y no
cuestiona el grueso de la declaración del 7 de marzo que permitirá
devolver a Turquía a todos los refugiados que lleguen a Grecia
Estamos ante
el espantoso rostro asesino de la Unión Europea, estructura de y
para el capital y la guerra, de la que nunca nos sentimos parte, en
todo su esplendor. La UE, en su doble papel de agresora y carcelera,
con sus intervenciones imperialistas, planta la guerra, el colapso
económico, la destrucción ecológica y el exilio. Esta Europa de la
civilización y las libertades, irreformable por su naturaleza,
apesta a fascismo y ahora necesita un baño de sangre.
Sin embargo
su proyecto no es fácil, porque las paredes que quiere levantar no
pueden detener el tsunami de oprimidos. La xenofobia, la islamofobia
y el racismo crecientes que alimentan sus policías y ejército
desplegados no pueden extinguir la solidaridad que expresan los
pueblos trabajadores, que están luchando al mismo tiempo contra la
austeridad, el autoritarismo y la miseria provocada por el capital.
Entienden que la raíz del sufrimiento es compartido, que el sistema
capitalista es un caníbal y que la lucha debe ser común para
liberarnos.
La batalla
por la apertura de las fronteras, por la demolición de la valla y de
esta Europa-fortaleza no es sólo una batalla de apoyo a los
refugiad@s, víctimas del imperialismo y desgarrados por sus guerra
en el mundo, sino una lucha contra nuestro enemigo de clase, las
clases dominantes de Europa. En esta lucha no hay plan B posible,
todos deberíamos saberlo.
Izquierda
Anticapitalista Revolucionaria IZAR rechazamos tajantemente y
condenamos este acuerdo de la vergüenza que no admite paliativos ni
paños calientes y exigimos a todas las fuerzas políticas, en
especial a la izquierda parlamentaria, a no aceptar la más mínima
negociación. Esto supondría una burla para miles de personas, que
ya han visto demasiado cómo negocian con sus vidas.
Llamamos a
las y los trabajador@s, las clases populares y la juventud a
levantarse en una movilización de carácter internacionalista, de
clase y solidario contra ésta y todas la medidas de ataque a todos
los pueblos que sufren la guerra, explotación y miseria del capital
que la UE con su brazo armado siembra desde hace décadas y se ven
obligadas a huir de sus hogares. No los vamos a dejar sol@s.
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