miércoles, 26 de febrero de 2014

Burgos: nuevo Manifiesto de la Plataforma por el Derecho Al Aborto

Desde que se anunciara el anteproyecto de ley sobre el aborto, han sido numerosos los actos de protesta desde múltiples sectores de la sociedad: mujeres feministas, mujeres que no lo son, solteras, casadas, que son madres, que no lo son, hombres, asociaciones, partidos políticos, personal sanitario, países europeos e infinidad de personas que han sumado su indignación ante este ataque frontal a la libertad de decisión de las mujeres.

Todo esto nos lleva a pensar que se pretende romper el pacto social que se había logrado sobre una cuestión históricamente llena de controversia como es la sexualidad de las mujeres. La ley actual, sin ser el horizonte ideal para nuestra autonomía personal, representa un marco de protección al derecho básico de decidir sobre nuestro proyecto vital, lo cual incluye tener opciones para resolver la disyuntiva de ser madres o no.


Han sido varios meses de manifestacioens continuadas en la calle, de imaginación colectiva desbordante para llamar la atención de la ciudadanía con el fin de que cada vez estemos más sensibilizadas contra una ley que lejos de proteger la vida va a abocar a miles de mujeres a la clandestinidad, con el sufrimiento, miedo y peligro de muerte que eso conlleva.

Muchas han sido las palabras derramadas en viva voz para argumentar el sinsentido de este anteproyecto que vuelve a someter a la mujer al juicio punitivo de la autoridad médica y judicial de una sociedad de doble cara, entrometiéndose en un acto personal e íntimo que incumbe únicamente a cada una de nosotras; solo cada mujer puede valorar sus razones y emociones para decidir engendrar a otro ser humano, protegerlo y cuidarlo, acompañarlo y dejar parte de sí para que ese nuevo ser viva una vida que merezca ser vivida. Porque no podemos olvidar que ser madre es mucho más que parir, eso sólo es el comienzo, y a nadie se le puede imponer una decisión tan importante que debiera nacer del deseo. En las políticas públicas de un Estado aconfesional no tienen cabida visiones religiosas que tratan de imponer sus creencias morales particulares.

Pero ¿por qué hay tanto interés en controlar la sexualidad de las mujeres? ¿A quién le beneficia esa vuelta al pasado y para qué? Y lo más importante… ¿dejaremos que este atropello a nuestra libertad se haga realidad? ¿Conseguirán convertirnos en personas sumisas, sin voz y si capacidad para discernir lo que queremos?

La historia de la lucha de los pueblos y los acontecimientos recientes en esta ciudad nos han demostrado que cuando la gente quiere, se organiza y lucha con todos los medios a su alcance para defender su dignidad como seres libres, por encima de cualquier ley injusta, por encima del miedo que nos quieren infundir, por encima del “no se puede” que nos quieren tatuar en nuestra mente y en nuestro sentir.

Seguiremos en la calle, en cada esquina, en las casas, en cada ámbito de la rutina diaria, porque esto no se ha acabado y no les va a ser fácil silenciar a miles de mujeres que claman por su felicidad…


Plataforma por el Derecho Al Aborto

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