El NO en el referéndum del pasado 5 de Julio fue una dolorosa bofetada a los partidos tradicionales, la burguesía y a los medios de comunicación del sistema. En el breve periodo anterior al referéndum, toda esta alianza reaccionaria aterrorizó y chantajeó de cualquier modo y en todos los espacios posibles: en las pantallas de televisión, en los periódicos, en los centros de trabajo. No consiguieron nada más allá de ser ridiculizados, nada más de hacer crecer nuestro odio de clase contra ellos.
El referéndum se desarrolló, independientemente de las intenciones de SYRIZA, en una clara confrontación de clase. Los trabajadores votaron NO y rechazaron masivamente el acuerdo, a pesar de la traición histórica de la burocracia de la confederación sindical GSEE, que hizo abiertamente campaña por el SÍ y por los capitalistas. La burguesía, incluso aquellos sectores no hostiles a SYRIZA, dio una dura batalla por el SÍ. Los sectores medios parecía que tenían poco que perder y se integraron finalmente junto a la mayoría de la clase trabajadora por el NO.
A pesar de todos los que llamaban a la unidad nacional y a la concordia, es más que evidente que hay dos sociedades diferentes irreconciliables: los explotadores y los que sufren la explotación. La agudización de la conciencia de clase de un sector mayoritario de los trabajadores dentro de esta confrontación causa mucho terror a los que temen una clara expresión de clase, y eligen como lema central la unidad nacional, para sembrar de nuevo la complacencia y la paz social.
Quienes trataron de rehuir tomar una posición en esta confrontación de clase se situaron, y con razón, al margen. El KKE principalmente, con su línea de voto en blanco/abstención, ofreció un pésimo servicio a la clase trabajadora, haciendo una reverencia una vez más, como en Diciembre de 2008, a los miedos pequeñoburgueses y dando credenciales de legalidad a la burguesía. Afortunadamente, la base del KKE ignoró los dictados burocráticos de la dirección y votó mayoritariamente NO.
Esta batalla de clase no se dio sólo en las urnas. También se dio en la calle, en los centros de trabajo, en las escuelas y en los barrios. Sin las enormes manifestaciones y concentraciones, el miedo no habría sido vencido y probablemente el resultado habría sido diferente.
La izquierda anticapitalista y las organizaciones revolucionarias jugaron sin duda un papel protagonista en el movimiento del NO, como también en la presión que obligó a SYRIZA a no firmar inicialmente el acuerdo. Principalmente ANTARSYA, a pesar de los errores en el reparto de campaña, se distinguió como el polo más fuerte del ala más combativa y decidida del movimiento. La izquierda anticapitalista es una realidad en las calles y centros de trabajo. SYRIZA no tiene ningún derecho a considerar suyos ni el movimiento ni el NO.
La autoconfianza que da la victoria del NO no debe convertirse en autocomplacencia. El día de mañana debe convertirse en un día de luchas más duras. Sin duda, SYRIZA volverá a la mesa de negociaciones y discutirá medidas de austeridad para los trabajadores y trabajadoras, con la esperanza en la indulgencia de las instituciones. Es indudable también que las burguesías del país y de Europa, con los tecnócratas de la UE, intentarán vengarse. No podemos dejar que el NO sea derrotado, ni interceptado ni degenerado en la mesa de negociación.
El frente de clase que dio la batalla del NO tiene que derribar cualquier acuerdo y cualquier nueva medida. Para exigir de inmediato aumentos en los salarios y convenios colectivos. Para imponer la ruptura con el FMI y la UE. Para reclamar la nacionalización de los bancos y de las grandes empresas bajo el control de los trabajadores, como la única solución frente a los chantajes financieros y el sabotaje de los empresarios.
También para desarmar a la policía, que incluso bajo el gobierno del NO reprimió las manifestaciones del NO y protegía el SÍ. Para aplastar finalmente a los nazis de Amanecer Dorado, que intentarán traficar con una parte del NO, el que apoyaron por razones de supervivencia. No tenemos ninguna falsa ilusión de que el gobierno SYRIZA-ANEL pretenda tales medidas. Confiamos en cambio en la fuerza de los trabajadores para conquistarlas.
La clase trabajadora ha demostrado, de hecho, su fuerza frente a la coalición de los principales partidos del capital, el terrorismo patronal, la burocracia sindical y los mecanismos de represión del estado. Con luchas masivas y firmes, manifestaciones y huelgas sostenidas en el tiempo, haremos crecer la brecha abierta en la estabilidad del sistema y no dejaremos que se cierre de nuevo. En este combate el papel de una fuerte izquierda anticapitalista, independiente del reformismo y del gobierno, es fundamental.
*Organización griega integrante de la IV Internacional
No hay comentarios:
Publicar un comentario