jueves, 9 de julio de 2015

Derrota a Grecia: ¿“Ni de derechas ni de izquierdas”?

Momento es de apartar simplezas ideológicas propias de alumnos de primero de Políticas que mediante sofisticados vericuetos llegan a viejas formulaciones que mamamos en aquella asignatura que el franquismo bautizó como “Formación del Espíritu Nacional”. Mejor, ya basta.


La derrota del pueblo griego, alegremente anunciada el 9 de julio por los medios de comunicación, es clara: Grecia bajará las pensiones, renuncia a la quita de la deuda y “espera” un rescate por valor de 50.000 millones de euros.
No vamos a escarbar en los detalles, bastantes vergüenzas hay que tapar después de los trajines negociadores, las astucias supuestas de Syriza y las ilusiones de sus estelas amigas en Europa sobre la nueva vía y las inteligentes piruetas dialécticas de sus dirigentes, traducidas en miserable solidaridad durante la ultima convocatoria internacional.

La Derecha existe, ha impuesto las directrices de la troika a una población tan combativa como exhausta y de poco vale ocultarlo. Lo que es más confuso es la entidad del otro polo: La Izquierda, ¿existe la Izquierda? ¿Qué izquierda existe?


En nuestro país es momento de dejar de tomar deseos por realidades, de abandonar las transfusiones a conceptos caducos y dejar de alimentar espejismos.

Aquí la derecha se llama PP y Ciudadanos, además de UPyD y los partidos nacionalistas de arriba y debajo de la geografía. El PSOE es un partido social liberal para el que su antigua inserción en la izquierda es un mal sueño, un partido de centro derecha al que sobra la S y la O en su acrónimo.

De Podemos nos molesta al día de hoy todo o casi todo. Cabalgó la ola de descontento, la desafección y la movilización, para vender ilusiones con su famosa “máquina electoral”. Una máquina electoral que, como han demostrado las múltiples candidaturas municipalistas, tiene competencia en los cuatro puntos cardinales. Su líder y aparato hacen surf sobre la ola de nuevas radicalizaciones, pero ofrecen bien poco:

- Resultados “sorprendentes” en las Europeas pero al cabo de un año, escasas iniciativas competentes de sus europarlamentarios (sus iniciativas son solo verbales…en línea con otras tradiciones conocidas).
- Tampoco lucen sus concejalxs de “nuevo tipo” (esperamos sus balances a los 100 días).
- En cuanto a la presencia de su militancia en las calles, no ha ido más lejos de la aportada por gentes disfrazadas mientras, en provincias, las asambleas se vacían aunque los Consejos Ciudadanos estén al completo.

Y ahora, la derrota de Syriza será obligado endosarla en el proyecto político. Al menos tanto como la eufórica foto conjunta en el día de la victoria electoral en Atenas.

¿Qué permanencia van a tener tras el verano los clichés al uso por Podemos? “Ni derecha ni izquierda: centralidad del tablero”, “no a la sopa de letras”, “participación máxima”, “revolución democrática” (escrita con o sin mayúsculas). Poca.

Solo la ilusión ciudadana, la misma que también alimentó al felipismo, mantendrá por inercia a los amplios sectores despolitizados del electorado “podemista”…y en nuestro país el electorado despolitizado es inmensa mayoría.

En definitiva, algunos y algunas comprobarán aquello de que “no existen atajos” y en consecuencia, que es menos malo caerse desde un primer piso que desde un décimo.
Lo peor es tanta mudanza y tanto transfuguismo político sin bases sociales sólidas…claro que cuando las bases sociales son sólidas devienen en peligrosas porque ¿como en esos casos practicar despóticas políticas de ordeno y mando?

Lo peor es el blanqueo apresurado de filosofías políticas valiosas sin integrarlas ni tampoco superarlas…hasta hacerlas irreconocibles e inoperantes.


Sí, hay cosas que aprender de la derrota de Grecia y el castillo de naipes construído por Syriza… y quizá la esencial frente a tantas ilusiones institucionalistas, sea la vieja máxima de un tal Marx –un pensador muy antiguo, que ya no se estudia ni en las universidades- y es aquella de que “el arma de la crítica no podrá reemplazar a la crítica por las armas” o en más suave diríamos que la fuerza de la razón no puede sustituir a la razón de la fuerza.

(Así es la lucha de clases).



Flora Maurín.

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