Entrevista realizada en julio del 2014 a Chanie Rosenberg, militante y fundadora de la IST (International Socialist Tendency) y del SWP (Socialist Workers Party), partido miembro de la IST en Gran Bretaña. Con sus 92 años sigue activa en la lucha revolucionaria. Es marxista, judía, anti-sionista y luchadora contra todo tipo de explotación y opresión. También fue líder sindical de las y los profesores en los años 70 liderando huelgas de profesores masivas. Nació en Sudáfrica y vivió allí durante un tiempo, para posteriormente recorrer y conocer la realidad de otros lugares (entre ellos los Kibutz en Palestina), Francia, Irlanda, o Gran Bretaña, donde finalmente se quedó a vivir junto a su compañero de vida Tonny Cliff, destacado teórico marxista, fundador de la IST y el SWP también y militante revolucionario.
- Naciste en Sudáfrica en pleno auge del régimen Apertheid, ¿cómo afectaron las circunstancias en tus años formativos y cómo viviste esa época siéndo judía?
Crecí con Hitler en el poder, y como ya sabemos, éste asesinó a millones de judíos. Todos los miembros de mi familia materna y de mi familia paterna fueron asesinados (a excepción de mis padres). A partir de ese momento mis padres y el resto de mi familia (incluida yo) nos hicimos sionistas, con el fin de buscar una solución nacional para las y los judíos. En Sudáfrica los blancos eran social y económicamente superiores a los negros, y los trataban como si fueran animales. Yo era judía y blanca, por lo cual sufría opresión por parte del régimen por ser judía, pero al mismo tiempo era opresora contra los negros, por ser blanca. Estas circunstancias me acabaron atrayendo al Socialismo Revolucionario.
-¿Por qué primero sionista para luego convertirte al anti-sionismo?
Yo tenía unos 15 años. Mis padres provenían de una familia más o menos acomodada, pequeño burguesa, con sus propiedades y su pequeña fábrica. Un día una persona vino de un Kibutz y nos contó su experiencia y la forma de vida que se llevaba alli. No había propiedad privada, no había dinero, no había explotación, las decisiones se tomaban de una forma radicalmente democrática. En ese momento me convertí al Sionismo Socialista, una rama del Sionismo de izquierda. En ese momento decidí dejar atrás Sudáfrica e irme a vivir a un Kibutz. Allí conocí a Tony Cliff, y a otros militantes revolucionarios. Visitando otros Kibutz descubrí que había una habitación en un edificio al que no se permitía el paso. Nadie me decía nunca que había allí. Un día un compañero me susurró al oído: “ahí es donde guardamos las armas para combatir a los árabes”. No pude más, en ese momento me convertí al anti-sionismo, me uní a la organización de Cliff (Socialismo Revolucionario) y comencé a leer a Marx, y a estudiar la tradición marxista, ya sabes, todas esas cosas: “El Manifiesto Comunista”, “El Capital”...
-Coméntanos un poco tu experiencia como líder sindical y la lucha de la que tomaste parte como profesora.
Después de unirme a los Socialistas Revolucionarios, cuando llegué a Londres a vivir con Cliff, encontré trabajo como profesora. El profesorado ganaban muy poco, y eran vistos como clase media-baja. Nos solían llamar “profesionales de pantalones sucios”. Aún así, su conciencia era de clase media. Su conciencia era que no eran obreros, si no profesionales. Aún así, debido al mísero salario que cobrábamos, al final el Sindicato de Profesores/as decidió convocar una huelga (después de 50 años sin convocatoria alguna en el gremio). En ese momento me eligieron Secretaria del Sindicato en Hackney (barrio londinense de mayoría social trabajadora). Los Socialistas Revolucionarios, aunque eramos muy pequeños, decidimos apoyar y hacer lo posible por sacar la huelga adelante. Muchos profesores para poder sobrevivir tenían dos o más trabajos. En el Sindicato de Profesores de Londres se decidió hacer una votación sobre la cuestión de ir a la huelga. Tan solo logramos 3 votos de 50. El Partido Comunista tenía 6 miembros presentes en la votos, y nosotras 3. Después de hablar con las compañeras del Partido Comunista logramos 6 votos a favor de la huelga. En ese momento, las bases sindicales y la mayoría de los y las profesoras estaban demandando ir a la huelga, así que tres meses después logramos la mayoría en el Sindicato a favor de la huelga. Esta era la primera huelga de una campaña que se extendió durante cinco años. Después de un tiempo, el mismísimo director del colegio nos dijo que llevábamos 11 semanas de clases, de las cuales habíamos estado de huelga 3 días cada semana. En mi colegio, que era un colegio especial, para gente discapacitada o con problemas, la burocracia sindical no quería ir a la huelga, así que lo que les dije fue, si no convocáis vosotros, convocaré yo, así que al final salió adelante la convocatoria. Durante cinco años estuvimos de huelga, con algún día de descanso volviendo al trabajo, para volver a la huelga la semana siguiente. Después de cinco años de huelgas, campañas, manifestaciones... logramos el mayor aumento salarial de la historia de Gran Bretaña. Desde entonces, los profesores ya no se consideraban “profesionales de clase media”, si no clase obrera. Y hoy, son los y las profesoras las que están en la vanguardia del movimiento de huelgas en Gran Bretaña. La frase que me dijeron al ganar la huelga fue: “ya no nos consideramos profesionales, si no Clase Obrera”.
-Cuéntanos como han sido para ti los años recientes y tu experiencia principalmente desde que estalló la Crisis económica del 2007, 2008 y los nuevos procesos revolucionarios y anti neoliberales que han estallado en los países árabes y en el resto del mundo.
He sido pobre toda mi vida. Toda mi familia, Cliff y mis hijas e hijos han vivido solo con mi nómina. Siempre actué como pobre, revolucionaria, y apoyando todas las huelgas y a todos los trabajadores del mundo, principalmente y sobre todo los trabajadores y trabajadoras egipcias. Siempre intento hacer el símil y comparar el proceso que está teniendo lugar en Egipto con lo que pasó en Rusia en 1917. Y lo que más quiero ver en mi vida antes de morir es el Socialismo triunfar, en los países árabes, y en el resto del mundo. Creo que es posible, y más que nunca lograrlo. Igual que en Egipto, en el resto del mundo hay luchas y el número de huelgas está creciendo. Todavía recuerdo el 14N y mi brillante experiencia con vosotras en el Estado Español teniendo la oportunidad de ver por primera vez en mi vida una Huelga General. Las y los trabajadores y los pobres del mundo se están uniendo y se están haciendo más fuertes. Creo que hay posibilidades reales de que antes de que yo me vaya de este mundo, puede que vea el Socialismo y a la Clase Obrera triunfar en algún lugar.
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