El Estado sionista no sólo le roba al pueblo palestino las tierras y el agua sino que lo encarcela de manera parcelada en las tierras que aún le deja y, a otra parte, lo recluye en el gueto de Gaza.
Gueto al que masacra cuando le viene en gana; la excusa, esta vez, fue el secuestro de unos niños israelíes. Ayer, y otra vez hoy, los lanzamientos de misiles militarmente no operativos de Hamas pero que tienen toda la operatividad política para el Estado sionista, la justificación para mantener la opresión de los palestinos ante su alienada “ciudadanía”.
El proceder del ejército sionista es un típico ejercicio de terrorismo de estado. Asesina a palestinos donde y cuando quiere, lo hace tirando verdaderos misiles a objetivos concretos o invadiendo el gueto que ellos mismos han construido. Por si fuera poco, este ejercicio de matar palestinos cuando le viene en gana lo visten con el ropaje de la autodefensa. Pero este ejercicio de cinismo sería imposible sin el apoyo bien activo de los gobiernos “democráticos” occidentales, empezando por el gobierno estadounidense de Obama.
Nunca un gobierno de los EEUU, demócrata o republicano, le hizo cumplir al Estado sionista ningún acuerdo de la ONU y nunca un Estado “democrático” occidental hizo otra cosa que presentar, en el mejor de los casos, protestas formales. Pero esa formalidad no puede interferir en la buena marcha de los negocios. Y para que estos sean posibles y no se malogren en el Oriente Próximo hay que mantener el “Fort Israel” a la entrada del mundo árabe, no sea que un día les dé a sus pueblos por querer conquistar la soberanía –que les llevaría inevitablemente a la revolución social. Para que esto no ocurra ya se encargan los gobiernos “democráticos” del civilizado Mundo Occidental de engrasar, con dinero, claro, al Estado sionista, al actual gobierno “democrático” egipcio y al régimen teocrático de Arabia Saudí. Poco importa que el primero sea un Estado de apartheid, que el segundo haya nacido por un golpe de estado que cortocircuitó la revolución social que se estaba gestando y que en el tercero las mujeres no sean ni un cero a la izquierda. Eso sí, todo en aras de salvaguardar la “democracia” –una de las palabras más prostituidas de la Historia.
Después de ocupar Polonia la Alemania nazi creó una serie de campos de exterminio, como los de Treblinka, Sobibor y Auschwitz, para ejecutar “la solución final”: acabar con todos los judíos y gitanos de la Tierra. En un círculo anterior estaba el gueto de Varsovia, gueto de transito a los campos de exterminio. Allí los judíos se defendieron de manera desesperada en 1943 contra las hordas de las SS sabiendo que la muerte en combate era mejor que ser conducidos como corderos a los campos de exterminio para ser asesinados en masa, cuyo sistema más moderno era el gaseado, para después ser incinerados o sepultados en fosas comunes, cuando no simplemente apilados en montañas de cadáveres incontables por falta de tiempo –los SS huían porque venía el Ejército Rojo avanzando. Lo brutal hoy es que aquella Alemania nazi fue financiada por multinacionales alemanas que tienen hoy una excelente salud financiera en la Alemania de Merkel y que mantienen jugosos negocios con las empresas sionistas por lo que permiten la existencia del gueto de Gaza como antes permitieron el de Varsovia.
Hoy en el gueto de Gaza los palestinos resisten los ataques del ejército sionista con el tesón propio del que sabe que la posibilidad de morir combatiendo es mejor que una vida de opresión. Es una lucha de resistencia sin un futuro inmediato de victoria porque los palestinos no tienen aliados entre los gobiernos “democráticos” que sólo están interesados en la buena marcha de los negocios de las burguesías para las que gobiernan. Razón por lo que en la actualidad los palestinos no tienen la más mínima esperanza de que un Ejército Democrático vaya a romper el sitio al gueto de Gaza y, mucho menos, que le devuelva sus tierras y así puedan retornar a su país.
El ejército más poderoso de Oriente Medio no puede derrotar a las milicias palestinas de manera definitiva, podría borrar del mapa al gueto de Gaza con una de sus bombas atómicas pero nunca podrá doblegar de forma definitiva al pueblo palestino. La tenacidad del pueblo palestino les permitirá enlazar con un tiempo, que se está gestando, en que en el seno de los países “democráticos” de Occidente la mayoría social conducida por la clase trabajadora tumbe el capitalismo y llame a la guerra necesaria contra la injusticia social. Entonces se liberará el gueto de Gaza y los sionistas serán juzgados como lo que son, criminales de guerra. El Estado sionista no durará eternamente, terminará siendo un mal recuerdo.
Madrid, 26, julio, 2014
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