Nuestra propuesta: abrir un nuevo ciclo de movilización |
El pasado día 2 de septiembre fracasó un nuevo intento de investidura. Como ya ocurriera en la pasada primavera con Pedro Sánchez, lo tocaba esta vez a Rajoy no ser investido Presidente del gobierno. Frente a los que defienden por activa y por pasiva, con la ayuda de los medios de comunicación, la idea de que es un problema estar sin gobierno, es bueno recordar que al menos mientras tanto no se están aplicando medidas anti sociales que tanto está exigiendo la Comisión europea. En realidad nuestras vidas no cambian al no haber gobierno. Seguimos en la misma situación: paro, trabajo precario, desahucios, racismo, machismo… El problema por tanto no es tanto si es responsable o no no tener gobierno a estas alturas. El verdadero problema es qué política va a llevar a cabo el próximo gobierno y por qué a día de hoy no llegan a ningún acuerdo. Lamentablemente las divergencias que hacen que a día de hoy no se conforme un gobierno no tienen que ver con diferencias ideológicas de peso, sino más bien con cálculos electorales. A la vista están las elecciones vascas y gallegas...e incluso las posibles terceras elecciones. Todos entran a calcular que jugada les va a permitir estar en términos electorales en mejor posición.
Por un lado el PP, aunque diga lo contrario, no está en contra de unas nuevas elecciones. Sabe que éstas podrían permitirle aumentar su resultado del pasado 26J y acariciar incluso, por qué no, una mayoría absoluta. En cuanto al PSOE, está en una situación delicada ya que el apoyo al PP incluso en modo de abstención, y sobretodo antes de las elecciones vascas y gallegas, podría jugar un papel negativo en dichos comicios. Mientras que por otro lado, la oposición a la investidura de Rajoy sin una alternativa plausible está presionando mucho a Pedro Sánchez ya que aparece a día de hoy como el máximo responsable de que se convoquen nuevas elecciones. Sin embargo, según las encuestas, unas terceras elecciones podrían acabar dañando más a los partidos emergentes y reforzando al bipartidismo en el caso de que la abstención siga subiendo. Lo cual no es descabellado a día de hoy. En ese escenario se mueven C's y Unidos Podemos. Albert Rivera y C's sabe que unas nuevas elecciones podrían significar una nueva pérdida de diputados. Por mucho que intenten aparecer como el partido “responsable” que trata de conseguir acuerdos entre el PP y el PSOE, están apareciendo como un partido “veleta” que llega a acuerdos con las dos caras del bipartidismo en función del momento. En cuanto a Unidos Podemos les pasa algo similar. Temen unas terceras elecciones y seguir la tendencia de los más de un millón de votos perdidos el pasado 26J. Unas terceras elecciones que provocaría poner a relucir los distintos balances que hicieron los diferentes sectores de Podemos de esta pérdida de votos. Saldrían a la palestra temas como el cuestionamiento del liderazgo de Pablo Iglesias, la alianza con Izquierda Unida o la extrema identificación con posiciones “socialdemócratas” de la anterior campaña. Les toca a ellos ahora, por tanto, como ya ha afirmado Pablo Iglesias, formar un gobierno alternativo liderado por el PSOE con el apoyo de los nacionalistas. Ahí es donde tiene Pedro Sánchez el otro problema. Ya que el apoyo de los nacionalistas vascos y sobretodo catalanes a un gobierno encabezado por él tendría también un desgaste importante y sería un gobierno muy débil. Voces internas del PSOE ya se han hecho oír más de una vez en ese sentido.
Todo esto pone a las claras que los pactos y los cálculos electorales de esos partidos no van a aportar soluciones a nuestros problemas diarios como trabajadorxs y como jóvenes. No estamos en la misma onda. Después de dos elecciones generales y otras cuantas (autonómicas, europeas y municipales) podemos decir que cuando este ciclo electoral se cierre seguiremos padeciendo las políticas de austeridad que sólo benefician a los capitalistas. Incluso podremos hacer balance de cómo nuestras vidas no han cambiado en aquellos municipios donde supuestamente gobernaba el cambio. Los miles de trabajadorxs y jóvenes que pensaban votando dar soluciones a sus legítimas aspiraciones están incluso dándose un baño de realidad. De ahí el aumento de la abstención el pasado 26J pero sobretodo la pérdida de votos de las candidaturas del cambio en localidades dónde están gobernando como Cádiz, Barcelona, Madrid o A Coruña. Se está empezando a generar una cierta desilusión. El problema es que esta desilusión no se reconduce automáticamente hacia la movilización y hacia la ruptura con el reformismo en claves anticapitalistas. Generalmente es más bien lo contrario. Sin movilizaciones y con pequeñas muestras de la política que lleva a cabo el nuevo reformismo ya sea gobernando en municipios o intentando gobernar con el PSOE a nivel estatal, la gente trabajadora y la juventud que se ha movilizado durante el ciclo de lucha abierto en 2008 suele regresar a casa sin ninguna perspectiva más allá que la extrema derecha o los partidos de siempre. La única forma de revertir esa situación es mediante la movilización de nuestro bando social. El caso francés muestra como en pocos meses la movilización y el enfrentamiento con aquellos que nos gobiernan genera un cambio en la conciencia tan importante como es pasar del miedo y la resignación del estado de emergencia y del Frente Nacional al convencimiento que la movilización y la huelga general puede permitir cambiar sus vidas. En definitiva, esa debe ser la tarea de los y las anticapitalistas hoy. Conseguir pasar de ese debate incesante al rededor de lo electoral y volver a poner de actualidad el cambio mediante la movilización y la autoorganización de los de abajo. Sólo de esta forma se puede acabar señalando a los verdaderos culpables de la crisis y se pueden imponer medidas que vayan en el sentido de nuestra clase social. Esta rentrée hay que volver a las calles y esforzarnos por mostrar otro camino alternativo al del juego institucional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario