sábado, 20 de agosto de 2016

21 de agosto: 76 aniversario del asesinato de Leon Trotsky


Fin de un camino sin retorno

1940. Su periplo en el exilio le ha llevado finalmente a México. Allí, el fundador del Ejército Rojo ruso, uno de los dirigentes principales del partido bolchevique, Comisario de Guerra del primer gobierno socialista de la historia y artífice de la toma del poder para los Soviets en 1917, Leon Trotsky, usa sus días en jornadas maratonianas de trabajo, en seguir dirigiendo y animando a sus seguidores repartidos por todo el mundo agrupados en la IV Internacional.

Stalin y sus secuaces le han ido alejando de la Unión Soviética; le han denigrado, atacado de mil formas, cubierto de insultos, han asesinado a casi toda su familia y a cientos de sus colaboradores de los “buenos tiempos”, han desencadenado purgas terribles contra la población, contra sus opositores y han llenado los Gulags de militantes revolucionarios/as, de l@scompañeros y compañeras de Lenin, de gran parte de las y los dirigentes de Octubre.

Solo “el Viejo”, (como le llaman cariñosamente los suyos) se le resiste a Stalin, y no solamente no ha renunciado a sus principios como tantos otros (muchos después de prolongadas torturas), sino que continúa denunciando los crímenes stalinistas y las traiciones de la III Internacional que Moscú utiliza para sus propios fines. Desde su exilio continúa defendiendo con ardor las ideas que llevaron a buen puerto la primera Revolución Socialista de la historia.


El asesinato

En su casa del barrio de Coyoacán, protegida y convertida en fortín por sus seguidores/as mexicanos/as y europeos, trabaja infatigable ayudado por su segunda mujer, Natalia Sedova (revolucionaria con décadas de lucha a sus espaldas) y por un grupo de ayudantes y secretarios/as.

Pero Stalin y la GPU (polícia política) no descansan. La casa ha sido atacada por asaltantes con armas de fuego en varias ocasiones y repelida por los guardaespaldas de Trotsky otras tantas, pero un asesino ha conseguido inflitrarse en el círculo más allegado del dirigente bolchevique, un stalinista del PSUC catalán a sueldo de Moscú, Ramón Mercader. Ha conseguido acceso franco a la casa, los guardias lo conocen y se confian. “El Viejo” lo encuentra torpe y pòco cultivado politicamente, pero no recela de él y no lo considera una amenaza, asique no ve problemas en ayudar a aquel joven con sus escritos políticos. Y esa es la excusa que utiliza Mercader para quedarse a solas con el dirigente de Octubre, y en un descuido clavarle un piolet en la cabeza. Horas más tarde Leon Trotsky morirá a consecuencia de la herida mortal. Una de las mentes más lucidas que ha dado la historia del movimiento obrero se apaga así para siempre.*


Trotsky hoy

Ésta es, a grosso modo, la secuencia de los hechos. Lo que ocurrió más tarde es Historia y está en los libros (los de los vencedores pero también en los de lxs vencidxs). Qué habría podido aportar Leon Trotsky de seguir vivo al movimiento obrero internacional es un debate abierto. Qué habrían podido aportar miles y miles de dirigentes y militantes asesinadxs,masacradxs por el stalinismo en las purgas de los años 30 y caidos bajo la represión política, tiene muchas certezas.

Para muchos y muchas de lxs que leéis esto, esta historia es algo muy lejano y sin ninguna significación; para la historia del siglo XX y la geopolítica actual, la tragedia que significó el stalinismo ha derivado o tenido mucha importancia en guerras y matanzas como la II Guerra Mundial (que se podría haber evitado sin la traición stalinista a la Revolución Alemana y si la Internacional Comunista al mando de Stalin no hubiera vendido al potente movimiento obrero alemán a Hitler), los pactos Hitler-Molotov que se repartieron Polonia y dejaron vía libre a Hitler para lanzarse a la destrucción de Europa, la traición a la revolución china, la guerra civil y la revolución españolas que Stalin dejó agonizar y sucumbir, el reparto estratégico de Europa en zonas de influencia y control del que participó la burocracia stalinista al precio de ocasionar conflictos que aún colean en el Este, un largo etcétera del que el asesinato de Trotsky solo fue una de las puntillas, un paso necesario en la eliminación de un elemento que abanderaba la oposición interna a los planes de la burocracia del Kremlin y del asesino de masas que resultó ser el georgiano Stalin.

La significación de Leon Trotsky y su legado hoy en día radica en la Internacional que fundó, la IV (y en mi opinión cuantas se reclaman herederas de ella aun usando otros nombres como la International Socialist Tendency), una suma de organizaciones en todo el mundo que luchan por no confundir las ideas socialistas revolucionarias con la atrocidad que significó para los pueblos el stalinismo y su larga noche. Significa mantener levantada la bandera de una sociedad diferente a la capitalista, basada en un socialismo autogestionario, capaz de satisfacer las necesidades de la mayoría trabajadora. Significa releer la historia precisamente para no creernos que ha acabado; que aún son posibles alternativas y que en este libro aún quedan muchas páginas que escribir, y que para esa labor los clásicos (Trotsky, Marx, Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo...) tienen un valor imprescindible, pues necesitamos subirnos a los hombros de lxs gigantes para ver más lejos.




Alguna bibliografía para conocer sobre Leon Trotsky, su vida y lucha, la revolución rusa y la lucha contra el stalinismo:

  • La revolución permanente. (León Trotsky)
  • Victor Serge. El destino de una revolución (Ed. Los libros de la frontera)
  • Comunistas contra Stalin (Pierre Broué. Ed. Sepha)
  • El asesinato de Trotsky, antes y después. Varios autores.
  • Historia de la revolución rusa. Leon Trotsky (2 volúmenes)
  • La revolución traicionada. Qué es y adónde va la URSS. Leon Trotsky.
  • Diez días que estremecieron al mundo. John Reed
  • ...







*Su amigo y colaborador Andreu Nin, dirigente del Partido Obrero de Unificación Marxista, ya le había precedido en tan trágico destino en mayo del 37, torturado y asesinado por los stalinistas españoles que seguían órdenes de Stalin.

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