Por Eduardo Nabal para Burgos Dijital
Oscar Domingo. Militante de Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR y activista de la Asamblea Feminista. Miembro de Imagina Burgos y de la PAH, participó en la II Escuela de Verano de IZAR, donde introdujo un espacio sobre teorías de género.
-El lema de vuestra II Escuela de Verano, “La Revolución para cambiarlo todo”, segunda parte de “Sus pactos para que no cambie nada” (lema de campaña electoral de IZAR), ¿podría entenderse como un ataque a otros partidos de izquierda en lugar de a los poderosos que nos gobiernan?
-El lema de vuestra II Escuela de Verano, “La Revolución para cambiarlo todo”, segunda parte de “Sus pactos para que no cambie nada” (lema de campaña electoral de IZAR), ¿podría entenderse como un ataque a otros partidos de izquierda en lugar de a los poderosos que nos gobiernan?
Oscar Domingo: En la izquierda se ha perdido la costumbre del debate sano entre las diversas organizaciones y corrientes políticas. El lema de la Escuela pretende ofrecer nuestra apuesta política: un cambio político enraizado en las luchas como única garantía de cambio, más allá de los pactos electorales y la búsqueda de atajos para revertir la situación que padecemos. Pretendemos explicar los límites del reformismo (entendido éste no como las luchas por reformas dentro del sistema, sino como la teorización de que estas reformas, desde las instituciones, pueden suponer un cambio real de modelo económico y social). En esto Syriza en Grecia es la mejor muestra: una fuerza de izquierdas llega al gobierno y en cuestión de semanas traiciona las esperanzas del pueblo griego (que votó mayoritariamente contra el chantaje de la Troika). Realiza mayores recortes que la derecha y ataca con fuerza los intereses de la clase trabajadora. Al no cuestionar el sistema en su conjunto ni apoyarse en la energía social de una clase trabajadora muy movilizada y fuerte, acaba sucumbiendo bajo el yugo de las instituciones europeas capitalistas.
Criticar al PP y al PSOE es fácil: el problema es cuando los de tu propio lado se empeñan en resucitar al PSOE como “aliado” para cambiar una situación de la que éste es culpable en lugar de señalarlo como cómplice y pretender superarlo. Eso han hecho los líderes de Unidos-Podemos en repetidas ocasiones y por eso veíamos necesario plantear una lectura alternativa del momento político.
–Muchos temas para poco tiempo en esta 2ª edición. Europa en general y el estado español en particular no están para bromas. Sanidad, recortes, la LOMCE, los recortes en libertades… ¿Crees que se puede conseguir sacar a la calle a toda esa gente que se ha replegado tras el 15 M o que la victoria ya solo puede ser relativa?
Oscar Domingo: Independientemente de si finalmente vuelve a haber elecciones de nuevo, está claro que asistimos ya a un cambio de ciclo; aquel que arranca con el 15M, sigue con las Mareas, las Marchas de la Dignidad, las huelgas generales, etc. Un ciclo de movilización que termina a medida que Podemos surge y se fortalece como proyecto político-electoral, una “maquinaria de guerra electoral que no busca la movilización social, sino que al revés, la margina”. Las esperanzas de mucha gente luchadora se pusieron en Podemos, un atajo para “ganar”. Para quienes llevamos años perdiendo derechos y luchas era muy tentador creer que gracias a la clarividencia y liderazgo de Pablo Iglesias y su grupo de la Universidad Complutense, y solo mediante el voto, íbamos a dar la vuelta a la tortilla. No lo comparto pero lo entiendo: he visto a gente muy valiosa de la izquierda en nuestra ciudad decir que tragaría cualquier sapo con tal de quitar al PP del poder: eso incluye generales de la OTAN, cuneros madrileños, pactar con el PSOE… Esa frustración debe leerse como un signo de los tiempos que dejamos atrás. La labor ahora será reconstruir todo el tejido social político que ha quedado tan tocado con este fin de ciclo: la izquierda ha pagado caro el pato de intentar buscar atajos en la defensa de nuestros derechos, los derechos de muchos y muchas.
-Me imagino que en cada sitio IZAR tendrá sus particularidades. ¿Cómo transmitir esas diferencias entre un pueblo o pequeña ciudad y una gran capital para una lucha común, pero también las semejanzas? ¿Cómo veis la relación entre trabajar en las instituciones y a la vez fomentar la movilización?
Oscar D: Independientemente de la ciudad donde trabajemos, quienes estamos en IZAR compartimos un mismo proyecto, aunque a cada cual le toca adaptarlo a la realidad local o regional. Unas mismas ideas-fuerza construidas en debates colectivos crean el acervo común que defiendes en tu intervención política diaria.
La relación entre las instituciones y la movilización social es muy complicada; primero por la propia realidad de las escasas fuerzas militantes de la izquierda y la ausencia de debates estratégicos sobre qué son las instituciones, cuál ha de ser el papel de las organizaciones transformadoras… El error es profesionalizar los cuadros militantes en cargos públicos, abandonar las calles en aras a la “responsabilidad” o para ofrecer una imagen “respetable” de gobierno. Hay ejemplos de cómo hacer las cosas de la manera correcta trabajando en lo institucional pero sin perder de vista que nuestras lealtades han de estar con las y los de abajo, con las luchas, contra los desahucios (a pie de banco o de calle, no basta con comunicados), contra todas las violencias machistas…
-¿No veis problemático trabajar en tantos frentes a la vez? ¿No se corre el peligro de no abarcarlos bien?
Oscar D: Como decía antes la izquierda transformadora no ha salido muy fuerte de este envite de ciclo. Las movilizaciones nunca han sido tan minoritarias ni los ánimos tan bajos en tanta gente, pero aun así se siguen dando peleas y se siguen ganando, por cierto. Creo que la pregunta más correcta habría que hacérsela a las organizaciones que han abandonado las movilizaciones y solo se activan en periodos electorales; deberían hacer un debate y una corrección. Esta nueva legislatura arrancará con nuevos recortes de miles de millones por parte de Bruselas, por lo que las luchas de resistencia son inevitables y nuestro papel será potenciarlas, nutrirlas y tratar de extenderlas desde nuestras humildes fuerzas.
-Excepto los votantes más fieles de los partidos, mucha gente se aleja hoy de la política con gran desaliento pero no van necesariamente a la lucha en las calles sino al pasotismo, a no ser que la causa sea muy cercana ¿Cómo devolverles la fe en el prójimo, por decirlo de alguna manera?
Oscar Domingo: Las calles están siendo abandonadas desde hace más de un año. Normalmente la gente puede participar durante días o semanas en algún tipo de movilización, pero cuando no se ven los frutos inmediatos de tu “esfuerzo” -hay que tener una visión de conjunto estratégica que te permite mantenerte a pesar de los palos-, el paso del tiempo y la falta de victorias concretas cercanas desalientan y la gente abandona. Ni tan siquiera en buena parte de la izquierda se realiza ese análisis y no se construyen organizaciones militantes, sino de afiliados/as en el mejor de los casos y de “inscritos/as” en el peor. Se practica la delegación de manera exagerada; “toma mi voto y resuélveme el problema”, “yo voto lo que me pida el líder de mi partido porque él sabe mucho”… Lo importante hoy es volver a levantar un discurso diferente, que ponga el acento en la necesidad de unirnos y trabajar por defender nuestros derechos sin cesiones de ningún tipo ni delegaciones.
-Eludiendo análisis ya hechos por grandes autores. Hace poco salió un libro que se llamaba ¿Por qué los pobres votan a la derecha? Dinos tu respuesta personal a principios del siglo XXI.
Oscar D: No me gusta elaborar teorías de por qué “otros” hacen una cosa u otra. Me parece más urgente que desde la izquierda y los sindicatos (con honrosas excepciones) hagamos los debates pertinentes sobre cómo recuperar los derechos y los servicios que nos han robado. No es normal, por ejemplo, que en un sector tan maltratado como la hostelería burgalesa, los sindicatos firmen unas “subidas” salariales de un 0,7 y un 0,9% ¡y encima lo vendan como una victoria! Hemos dejado que la patronal y la banca socializaran sus pérdidas pero privatizaran las ganancias. Por ejemplo; hemos salvado a los bancos y ¿sabes cuántos de ellos han puesto viviendas en el Parque Municipal de Alquileres?:¡Uno! El resto solo saben forrarse a costa de nuestros riñones y tan siquiera se esfuerzan por participar del Parque aunque sea para hacerse un lavado de cara… Se han caído las caretas si alguna vez las llevaron puestas.
Pero hay otra cara de la moneda. Fijémonos en Francia: un país que parecía estar de los que más a la derecha y de repente vive un proceso de lucha que despierta la envidia de toda la izquierda europea. Yo dejaré los análisis sociológicos y las encuestas para l@s sociólogos (que además hemos visto que no dan una). La clase trabajadora y la juventud francesa nos muestran el camino: frente a los ataques del gobierno y la patronal, luchamos decididamente en todos los sectores; en septiembre, por cierto, llega la continuación de esa lucha. La clase trabajadora, la gente pobre, podemos lanzarnos a luchar o a sentarnos en el salón: depende de muchos factores.
-Los temas de género muchas veces parece que interfieren en la vida privada de los y las asistentes a esta Escuela de Verano y hasta hace poco se evitaban o quedaban en segundo plano. Pero el movimiento feminista nos ha enseñado que esa división entre lo privado y lo público es un arma no solo del capitalismo sino también del heteropatriarcado. ¿Cómo ves el futuro real de estas luchas?
Oscar Domingo: En nuestra I Escuela el año pasado analizamos algunas tareas que necesitaban mejora, y en esta II edición hemos avanzado; más mujeres en la mesa de organizaciones políticas, el género ocupando un lugar más importante transversalizado en buena parte de las ponencias y talleres… Aun así hay tareas pendientes e intentaremos mejorar cada día. Honestamente creo que el feminismo goza de buena salud en el sentido de contar con una credibilidad como herramienta política que se ha construido con los años, muchas compas aplicando la teoría al día a día. Miremos los Sanfermines; gracias a la lucha feminista de años, se ha conseguido poner en primer plano la cuestión de las violaciones y las violencias contra las mujeres y la repulsa contra estas acciones reunió a miles de personas. Queda mucho por hacer y la izquierda hemos de aplicarnos a ello denodadamente, pero el empeño, la coherencia y un poco de cabezonería hacen avanzar la lucha.
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