Podemos ha irrumpido con tal fuerza en la escena política del Estado español que ha provocado, por un lado, la inmediata reacción a su discurso por parte de su propio blanco de tiro —no es difícil pensar en los intentos de emulación de Pedro Sánchez en su primer discurso como secretario general del PSOE/1, o los intentos de neutralizar torpemente el término casta por parte del PP /2—; por otro lado, la reestructuración de las fuerzas de izquierda con un PSOE en colapso, una IU al borde del estancamiento y una izquierda alternativa que oscila entre el entusiasmo, la confusión, el escepticismo y el rechazo más virulento.
Como militantes anticapitalistas que entienden la importancia de intervenir en Podemos, vemos la necesidad de un análisis detenido del discurso    predominante de esta nueva fuerza política, sus mecanismos de articulación, sus límites y potencialidades para extender una ideología antagónica, su    capacidad como herramienta de transformación social. Con este artículo tratamos, en definitiva, de pensar el papel y el margen de intervención de las y los    anticapitalistas en el ciclo político que se acerca.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El discurso instalado por la promotora de Podemos, que tiene una gran hegemonía dentro de los círculos y que ha conseguido apelar al resto de    organizaciones políticas del país, se desarrolla en el marco teórico del populismo latinoamericano de la mano de autores como Chantal Mouffe y Ernesto    Laclau, quienes se apoyan en una lectura de Gramsci fundamentalmente semiótica, desde la perspectiva del discurso y no de la lucha de clases.
Es importante entender la base teórica de la que se parte, porque desde ella se han ido desarrollando los binomios que determinan nuestra intervención en    Podemos. Tengamos en cuenta que, en este marco teórico, las identidades políticas se construyen como agrupamientos a partir de elementos comunes    articulados en un relato, en una narrativa que compite por atribuir un significado político determinado a un hecho social contra otras, diferentes o antagónicas, ante las que se define por oposición, según la lógica amigo/enemigo formulada por Carl Schmitt    /3. Así, el sujeto populista ha de ser nebuloso, abierto, no definido por su    función en la estructura social ni por el lugar que ocupa en el modo de producción, sino sólo por la nominación laxa del enemigo en la propia narrativa y    la agregación en torno a reivindicaciones ya muy extendidas en la población.
Es por ello que el discurso de Podemos es reconocidamente keynesiano/4 y apuesta por el    blindaje de los derechos sociales básicos y la aplicación de políticas redistributivas. Se trata, a fin de cuentas, de exigencias de un gran consenso    social en torno a las que articular, en oposición a un enemigo determinado, una identidad amplia: la gente, la gente normal, la gente decente, por    oposición a la casta en el afuera y al activista en el adentro; la gente que no tiene ideología sino sentido común, del que Podemos es sólo un altavoz y un    método, la gente que es la que tiene que hacer política incluso si no participa del debate colectivo porque la gente normal, la gente decente no tiene    tiempo y las nuevas herramientas de comunicación le permiten participar de todos modos, y Podemos está abierto a la gente y por eso es nuevo, no como la    casta o la izquierda del discurso perdedor que están cerradas a la gente, a la gente normal, y son inevitablemente viejas.
Se trata de un discurso bien articulado a partir de cuatro binomios: (1) gente/casta-activista, (2) abierto/cerrado, (3)    nueva política/vieja política, (4) delegación/participación, a los que se añade la experiencia heredada del 15M en su sentido más    anti-vanguardista y también en la insatisfacción general ante la ausencia de soluciones políticas. El uso de este anti-vanguardismo, encauzado contra el    sistema de delegación, hace difícil cualquier intento de estructuración en que el debate colectivo como generador del discurso, y el poder decisorio de los    círculos como herramienta de empoderamiento, sean los pilares esenciales. La insatisfacción por la ausencia de un cambio institucional tras la explosión en    las plazas se concreta en una admisión de la derrota del 15M en el plano político y la necesidad consiguiente de un liderazgo mediático para que éste    consiga, por fin, dar el salto a la política; es a esta sensación de derrota a la que se apela toda vez que el binomio eficacia/democracia, o más    bien proyección a la sociedad y control democrático del líder —la herramienta de proyección—, se ponen en tensión dentro de Podemos. La presencia de un    liderazgo fuerte, pese a resultar incómoda a las bases, es vista como necesaria y por ello se ha comulgado y se comulgará con ciertas pérdidas de    democracia interna/5.
El primer binomio, central en la retórica de Podemos y al que el resto se subordina, se configura pues bajo el concepto de gente, que denomina un    sujeto indefinido sólo acotado por sus opuestos y articulado por un discurso post-ideológico en el que se intenta superar el eje izquierda-derecha mediante    el sentido común —la decencia, la defensa de los Derechos Humanos— y la regeneración democrática a través de un método —primarias abiertas, programa    participativo, financiación colectiva, herramientas de participación telemática.
Contra ella la casta, que tiene una definición muy clara en el plano político y no tanto en el plano económico. En el sentido político del término    están los partidos que gestionan la austeridad y están manchados por la corrupción, así como las organizaciones —sean políticas o sindicales— de izquierda    cuyas estructuras han sufrido un proceso de burocratización y están alejadas de la lucha en las calles. En el plano económico el concepto de casta puede    ser entendido como la burguesía del capital monopolista/6, si bien sería desacertado no ver que la centralidad del concepto está en su significado político y que, en el momento en que trata de extenderse a lo económico, surgen posturas diversas    /7. Esto no es baladí y viene acompañado por el hecho de que Podemos esté recuperando cierto    lenguaje de la Transición —ruptura democrática, campo de fuerzas democráticas—: así se intenta resignificar el momento histórico en que    nos encontramos como una segunda Transición para situar a la casta política en el papel del Búnker y reforzar la imagen de Podemos como agente de    regeneración democrática, sin necesidad de definirse en exceso por sus propuestas económicas.
El binomio abierto/cerrado va parejo al de nuevo/viejo, siendo lo abierto y lo nuevo el método plebiscitario y el uso de las herramientas    telemáticas, así como es abierta la indeterminación misma del sujeto gente —porque inherentemente heterogéneo— y es nueva la lógica de    representación que liga a la gente con el líder mediático a través del método. Vieja y cerrada es, por otro lado, la lógica de representación    clásica:
Esa comunicación ha permitido que se desborden los ejes fundamentales de la representación clásica: la forma partido, la cultura del militantismo, el eje    izquierda/derecha, la concepción intransitiva de la relación entre representantes y representados, una idea de la identidad política que depende de la    definición de un sujeto más o menos dado./8
En esta cita subyacen dos ideas que conviene analizar. Por un lado y vinculado al binomio delegación/participación, se deslegitima con un curioso    movimiento elíptico la democracia representativa actual y la democracia asamblearia que, al utilizar un sistema de delegación, subordina la votación al    debate colectivo, todo ello para proponer un nuevo modo de prácticas democráticas que regresan a los principios de la democracia liberal: la    comunidad política está formada por «singularidades asociadas»/9, por una agregación de    individuos reunidos en virtud de un contrato social que, como tal agregación heterogénea, no puede ser representada.
Y no obstante se defiende la figura del líder mediático y del grupo de técnicos que lo rodean. Si eso es así, es porque estas personas no se dicen    representantes de su base social, sino meros altavoces, meros articuladores de una narrativa que recoge el sentido común ya existente. La querencia anti-vanguardista del 15M es reempleada para reforzar una idea de meritocracia, o «democracia de las capacidades»    /10, que no deja de encubrir otra forma de vanguardia. En tanto que no se contempla la lucha    de clases, la vanguardia no puede ser el sector más concienciado de las clases populares que trata de intervenir en aquélla y movilizar a sus iguales en la    pugna; la intervención de la vanguardia no está encaminada al empoderamiento popular sino a la institución de sentido, al hallazgo del relato que consiga    captar el sentido común de una mayoría social y hacerlo propio enajenándoselo a la clase dominante. Así, la capacidad de unos cuantos técnicos —que no    obstante toman decisiones de alto calado político— se propone en sustitución al activista, al que se coloca por oposición a la gente y que ha    llegado a ser señalado, bajo esta oposición, como antidemocrático/11. Por ello señalábamos    que el primer binomio no opera sólo entre gente y casta, sino también —a nivel de las discusiones internas a la organización— entre gente y activista.
Bajo esta perspectiva, el sistema de delegación es rápidamente asociado a la burocratización y por tanto a la vieja política. Su contrario es la    participación online de las personas que, no habiendo asistido a la construcción del debate colectivo, hacen virtud de su sentido común y someten    las decisiones internas de Podemos a sus fuertes contradicciones —en contradicción está, por ejemplo, el discurso de la igualdad con la discusión abierta    sobre las listas cremallera/12— y al influjo mediático del líder. Estos mecanismos de    participación favorecen la derechización de Podemos y pueden llegar a neutralizar los consensos tomados en sus bases mediante la discusión en los círculos.
Ya en otro orden de cosas, si analizamos las bases materiales sobre las que se sustenta Podemos como iniciativa política, una de las más importantes es la    proyección mediática que tiene y ha tenido Pablo Iglesias y su equipo en medios de comunicación generalistas como La Sexta, Cuatro o Público.
La promotora    ha construido un dispositivo de comunicación política sobre la cual basa su legitimación frente a los círculos bajo dos premisas. La primera es que las    personas que participan en los círculos son especialmente receptivas al discurso de la promotora, dado que la composición ideológica de los círculos es    heterogénea y que su acercamiento a Podemos ha sido sobre todo a través de este discurso. La segunda es que el éxito de este al instituir sentido toca muy    de cerca la sensación de falta de victorias que han sentido muchos activistas/13, explotando    a su favor la contradicción citada más arriba entre proyección pública y control democrático de la iniciativa.
Las limitaciones de estas bases materiales están en la falta de estructuración del aparato de la promotora a nivel regional. Esto genera una doble    estructura entre la promotora, que basa su legitimidad en la proyección mediática y en su éxito electoral, y los círculos organizados territorialmente en    coordinadoras. Un punto sensible en este esquema es la necesaria articulación que en algún momento se tiene que producir entre la promotora y las    estructuras regionales para que se pueda hablar de un aparato de partido y que de esta manera la promotora deje de depender exclusivamente de su proyección    mediática y de su estrategia semiótica. Este problema organizativo se intentará resolver en octubre, cuando se produzca el proceso constituyente de la    organización. Dada la heterogeneidad de los círculos y el calado que tiene el discurso de la promotora, es probable que los poderes territoriales ahora    existentes sean desmantelados políticamente, despojados de capacidad decisoria y mantenidas sólo sus funciones organizativas y de difusión. El grado de    este proceso es todavía difícil de medir porque depende de varios factores, como pueden ser las propias fricciones que pueda haber en el interior de la    promotora y la beligerancia con que afronte el debate el sector crítico de los círculos.
La previsible limitación de los poderes territoriales actuales y su parcial sustitución por un aparato más centralizado desplazará inevitablemente las    contradicciones internas actuales a los nuevos espacios de decisión, es decir, a las listas electorales y a la elección de cargos de los órganos de decisión de la organización. Estos procesos se decidirán por primarias abiertas a toda la ciudadanía    /14, lo cual favorece el proyecto populista dentro de la iniciativa. Aun así, las    condiciones de auto-organización que se han dado en algunos territorios, así como la dificultad del nuevo aparato para llegar a todos los lugares del    estado, posibilitan en cierta medida la emergencia de poderes con prácticas y discursos más radicales, por ejemplo en la CAM, que podrían constituirse en    pequeños bastiones políticos para la izquierda transformadora; esto es, es factible que determinadas compañeras y compañeros del sector crítico puedan    ocupar algún puesto en las listas de las municipales y autonómicas.
Antes de continuar es necesario, para poder captar mejor las tendencias internas, que realicemos una pequeña caracterización tanto de la militancia como    del votante de Podemos. En primer lugar muchas de las personas que participan en Podemos han comenzado por primera vez a militar y a tener contacto con el    activismo, pero las personas con mayor peso político en las asambleas suelen ser personas con recorrido político ya sea en asociaciones de vecinos,    sindicatos, asambleas 15M, mareas, cooperativas o partidos. Y si esto podría parecer positivo en muchos casos, en tanto que son activistas con una buena    capacidad organizativa y política, nos encontramos con un problema que la propia iniciativa ha generado desde el principio: se trata de militantes muy    condicionados por un discurso socialdemócrata o de un anticapitalismo laxo, dubitativo en el mejor de los casos, problema que ha heredado la izquierda de    este país y que el discurso de la promotora potencia. Esta es una de las razones que ponen seriamente en duda la premisa de que el empoderamiento en los    círculos generará órganos de contrapoder a la promotora.
Junto a ellos existe luego un sector crítico con posturas más transformadoras y relativamente beligerante con la promotora y el discurso populista —según    la coyuntura, puesto que los momentos de mayor tensionamiento en las asambleas han debilitado sus bases. El sector crítico es una minoría visible, con    capacidad de intervención política y discursiva pero muy condicionado por la correlación de fuerzas. Genera polémicas, convence a otros militantes, pero a    menudo debe ceder en sus posturas.
Por otro lado, Podemos ha movilizado a un votante abstencionista, disputando el voto a IU y al PSOE y arrastrando a votantes desencantados con este último.    Ha sido capaz de conseguir fuerza en barrios históricamente obreros y populares, pero también tiene una afluencia de votos de las capas medias más    empobrecidas con la crisis. De la misma forma, tiene una gran capacidad de movilizar el voto de la población joven. Se puede decir, en resumidas cuentas, que ha apelado a una mayoría social de izquierdas muy descontenta con la crisis económica y con el resto de partidos en el espectro político    /15. Asimismo, el hecho de que las personas que han lanzado el proyecto sean jóvenes    universitarios sin cargos políticos relevantes a sus espaldas en el Estado, les ha posibilitado no ser relacionados con la vieja política y quedar limpios    de ella, aparentemente vírgenes.
Dentro de las tendencias en el panorama político español, Podemos está en un periodo alcista, en el cual puede estabilizarse como tercera e incluso segunda fuerza política —es primera en intención de voto declarado y con el mayor margen de crecimiento en el sondeo que realizó Metroscopia    /16 en junio. En este sentido habrá que ver cómo se inserta Podemos entre la nueva dirección    del PSOE e IU. En todo caso la promotora fortalece su legitimidad frente a cualquier fuerza disidente en los círculos también a través de su proyección    electoral, de tal forma que la actitud de las personas que componen los círculos es más de preocupación por la perspectiva de defender la iniciativa frente    a los ataques que realizan las fuerzas de la derecha, con PRISA a la cabeza, que por la cada vez más marcada derechización del discurso de Pablo Iglesias,    que ya coloca el carácter transformador de su proyecto como una cuestión sólo ética —aquello que desearíamos—, centrándose en aquello que hoy es posible,    es decir, reformas que no ponen en duda la actual hegemonía del capital monopolista/17. Los    ataques de la derecha son vistos por la militancia de Podemos como prueba de que la iniciativa está verdaderamente a la izquierda, mientras que Podemos se    apropia poco a poco de la posición especular frente al PP de la que ha gozado el PSOE durante tanto tiempo.
Hemos realizado una caracterización del discurso hegemónico en Podemos, hemos intentado analizar sus bases materiales, su estructura y las posibilidades de    este espacio como herramienta de empoderamiento popular, todo ello con el objeto de reflexionar sobre la capacidad y el modo de intervención de las y los    militantes anticapitalistas en este espacio. Creemos que la diferencia clave entre el populismo y el anticapitalismo reside en el lugar predominante que    ocupa la lucha de clases y el proletariado en uno, y su ausencia absoluta en el otro/18. A    nuestro entender, esta ausencia en el discurso populista lo incapacita para generar una verdadera transformación social a través del empoderamiento    popular, el único que permite llevar a cabo medidas que vayan más allá de un reformismo limitado.
Pero ello no quiere decir que sea sencillo articular un discurso de clase hoy en día. Desde mayo de 2011 se ha abierto un nuevo periodo de luchas con    características y autonomía propias que ha cambiado de manera relevante el panorama en el Estado español. Bajo nuestra perspectiva, el acierto de Podemos    como iniciativa política reside en haber captado un aspecto fundamental de este nuevo periodo. Este aspecto no es tanto la existencia de una mayoría social    amplia, sino la convergencia de una unidad de intereses entre amplias fracciones de la pequeña-burguesía y del proletariado, que incluso llegan a incluir a    pequeños capitalistas y propietarios. Si bien las condiciones de esta unidad de intereses estaban dadas, son los movimientos sociales en su lucha los que    la han forjado. La extrema atomización que ha sufrido la clase obrera a través de las políticas neoliberales ha desplazado el eje de lucha y defensa de la    reproducción de la fuerza de trabajo fuera de la producción —la fábrica—, y lo ha trasladado a la reproducción, al plano de la vivienda, la sanidad o la    educación, que se han convertido así en lugares de convergencia de distintos sectores de la población. Bajo esta perspectiva, la hipótesis nacional-popular    en que Podemos basaba parte de su estrategia populista se revela acertada, en tanto que apuesta por la conformación de una alianza interclasista amplia. Se    trata de que esa alianza interclasista sea capaz de aglutinar a las capas populares, arrastrar a una parte de las capas medias, neutralizar a la restante y    aislar a la gran burguesía. Sin embargo, si esta alianza no está hegemonizada por la clase trabajadora lo estará por los sectores progresistas ya insertos    en el régimen, cuyos intereses son contrarios en último término a su caída.
El problema ante el que se encuentra la izquierda anticapitalista, por tanto, es la carencia de un análisis sólido de las líneas de articulación que    existen entre la clase obrera, las capas populares y su relación antagónica frente al bloque en el poder. Los efectos de esta carencia teórica y política    se expresan de tres maneras distintas.
En la primera, una serie de organizaciones apelan al sujeto obrero clásico, que al no corresponderse con la nueva composición ni de clase ni popular tiene    efectos mínimos y relega a estas organizaciones a la marginalidad. Una segunda expresión está en aquellas organizaciones como Izquierda Anticapitalista que    deciden trabajar en Podemos y, al carecer de un análisis de clase, son incapaces de mantener una autonomía política propia y por tanto de diferenciarse,    más allá de matices, del discurso populista, ya que sólo por medio de un discurso de clase coherente y antagónico puede distinguirse de la promotora. La    carencia de tal análisis teórico y de una práctica en coherencia tiende a disolver estas organizaciones en Podemos. La tercera es más compleja y la    encontramos en el caso de Izquierda Unida, en tanto que su bloqueo se debe a que una lectura —y una intervención— de y sobre las nuevas articulaciones    sociales la ponen en contradicción con los intereses de su burocracia. Estos se encuentran unidos a que IU siga orbitando como partido alrededor del Estado    y de sus aparatos, lo que le impide una política transformadora.
Todo ello nos conduce a concluir que es una tarea urgente volver a pensar la clase con todas sus contradicciones, distinguir los puntos de articulación con    el resto de sectores que se disponen a un lado frente al bloque en el poder —el régimen—, así como analizar cuáles son las posibilidades de éste para    cambiar los equilibrios de fuerzas frente a una posible aplicación de políticas neokeynesianas. Si no, lo más probable es que las fracciones de clase más    progresivas dentro del régimen capitalicen las nuevas luchas —incluida la lucha política que ha abierto Podemos— para mejorar sus posiciones estratégicas dentro del bloque en el poder, bloqueando a la par cualquier proceso de transformación social profunda    /19. Sin perspectiva de clase, las y los militantes anticapitalistas careceremos de    elementos discursivos y políticos para combatir este peligro, y nuestra intervención en Podemos sólo habrá ayudado a apuntalar nuestra derrota.
Rocío Cruz, Juan Medem y Clara Marañón son militantes anticapitalistas
Ver también: NUESTROS DERECHOS SI SON PRIORITARIOS. A raíz de las declaraciones de Carolina Bescansa (Podemos)
http://anticapitalistasburgos.blogspot.com.es/2014/08/nuestros-derechos-si-son-prioritarios.html
Ver también: NUESTROS DERECHOS SI SON PRIORITARIOS. A raíz de las declaraciones de Carolina Bescansa (Podemos)
http://anticapitalistasburgos.blogspot.com.es/2014/08/nuestros-derechos-si-son-prioritarios.html
Notas
/1        Véase el artículo de El Mundo «Pedro Sánchez rechaza ‘el patriotismo de quien elige patrimonio en vez de patria’» en         www.elmundo.es/espana/2014/0...
/2        Así leemos el comentario de Montoro: «Nací en Jaén, en 1950, cuando la renta per cápita era inferior a 2.000 dólares. Ahora soy de la casta de la        derecha. Lo que hicimos de este país para que algunos jóvenes nos llamen casta...»         (www.publico.es/politica/5332...) o el de Martínez-Pujalte: «Si entiende por casta que unos        señores me han votado, igual de casta es Pablo Iglesias»         (www.cuatro.com/las-mananas-d...)
/3 Véase el artículo de Íñigo Errejón Galván: «¿Qué es el análisis político? Una propuesta desde la teoría del discurso y la hegemonía» en        Revista Estudiantil Latinoamericana de Ciencias Sociales, disponible en:         www.academia.edu/1385588/_Qu...
_la_teoria_del_discurso_y_la_hegemonia
/4        Véase la entrevista de Pepa Bueno a Pablo Iglesias en el programa Hoy por hoy de la Cadena Ser, en el minuto 17:00:         www.cadenaser.com/espana/aud...
/5        Ello no quita el malestar que generan dichas pérdidas, ni la posibilidad de que los sectores más activistas vayan distanciándose si el poder de los        círculos queda anulado, pero desde luego hace que los sectores medios, las personas sin experiencia política pero de una mayor conciencia, se mantengan        pese a todo en el proyecto si éste sigue teniendo éxito en el plano electoral
/6        Brais Fernández sugiere: «Esta capacidad del término “casta” de simbolizar la fusión entre poderes económicos y políticos tiene también su base        material en el movimiento real: remite a aquel lema que inició el 15M que recordaba que “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros”» en        Brais Fernández: «Podemos, un gran acierto y una gran responsabilidad», Viento Sur, vientosur.info/spip.php?article9156
/7        Entre estas discordancias situamos las últimas declaraciones de Carolina Bescansa, miembro del grupo promotor de Podemos, sobre el apoyo de muchos        empresarios a la organización. Véase www.cuartopoder.es/alsoldela...
/8        Germán Cano, Jorge Lago, Eduardo Maura, Pablo Bustinduy, Jorge Moruno: «Representación y desbordamiento», Diagonal,         www.diagonalperiodico.net/la...
/9         Ibid.
/10         Ibid.
/11        Véase la intervención de Juan Carlos Monedero en la Coordinadora de Círculos de Podemos Madrid: «Los círculos no son democráticos», en        politica.elpais.com/politica/2014/06/09/actualidad/1402295920_514605.html Claramente, aquí se exponen dos concepciones muy distintas de democracia.
/12        Véase vozpopuli.com/actualidad/46328-la-paridad-en-las-listas-electorales-de-podemos-genera-fuerte-debate-entre-sus-simpatizantes
/13        Remitimos de nuevo a la intervención de Juan Carlos Monedero citada arriba: «Si seguimos con estos discursos puede suceder que ocurra como con el 15-M,        éramos radicalmente democráticos, pero radicalmente inoperativos»
/14        Así lo apunta el Preborrador de los principios organizativos de Podemos proporcionado por el Equipo Técnico para la Asamblea Ciudadana de        otoño, y así será aceptado dado el amplio consenso que tiene en los propios círculos
/17        Véase la entrevista de radio a Pablo Iglesias citada más arriba y las declaraciones, ya citadas también, de Carolina Bescansa
/18         «Identidades colectivas —la de clase en primer lugar, pero también las narrativas ideológicas tradicionales— en retroceso e incapaces de servir de        superficie de inscripción para articular todos los diferentes descontentos con el statu quo. Uno de los retos a los que se enfrenta Podemos es ser        capaz de articular esos descontentos y sus identidades», Pre-borrador de la ponencia política del Equipo Técnico de Podemos, pág. 1. Nótese        que la clase es en este texto un concepto discursivo que puede generar o no agrupamientos sociales, no una fuerza social que es efecto de la lucha de        clases en base a unas condiciones materiales objetivas. Nos encontramos, como decíamos al comienzo de este artículo, con una mirada semiótica de la        realidad
/19        Un caso privilegiado para estudiar un proceso similar es la Transición. Las fracciones progresivas de la burguesía se apoyaron en las fuerzas de        ruptura democrática cuando el movimiento obrero empezó a tomar tal fuerza que ponía en duda la continuidad del régimen franquista. La consolidación del        PSOE es la viva expresión de este proceso.
 

 
Po fite.
ResponderEliminarIA es el típico patiducho iluso que prima la simbología y el lenguaje por encima de los resultados electorales. Ver la hoz y el martillo y usar un vocabulario 100% marxista jamás atraerá a los 10 millones de personas que necesita Podemos para transformar este país. De ser por IA, Podemos sería ahora mismo un partido extraparlamentario, como lo habéis sido (y no casualmente) vosotros desde siempre.
ResponderEliminarSOBRAIS EN PODEMOS.
Desde IA defendemos la lucha en la calle y la construcción de los movimientos sociales por encima de los resultados electorales, si, porque a lo largo de la historia se ha demostrado que las instituciones del sistema solo sirven para fortalecer los intereses de los poderosos.
EliminarLa "transformación de este país" (como tú dices) necesita mucho más que 4 personas de podemos en el parlamento. Necesita una base social que luche día tras día en la calle, que defienda nuestros derechos y no simplemente que vote (ya sea mediante elecciones cada cuatro años, o por Internet cada mes) eso es el empoderamiento.
Me da mucha pena que una personas que hace gala de querer sumar y dice que Podemos necesita 10 millones de personas, se tan hipócrita de decir que todo un partido que ha participado desde el principio en la construcción de podemos sobra...
Y ya para acabar, personalmente me gustaría que la gente tan valiente que tiene tantas criticas hacia que IA este en podemos de la cara, que estoy cansada de leer tanto "Anónimo".
Fijate, milito en la UJCE y coincido al 100% , o se crea un empoderamiento de las clases populares con la clase trabajadora como eje para la transformación o lo único que se hará será ocupar instituciones burguesas y no ser capaz de llevar el cambio más allá.
EliminarNo estoy de acuerdo con anónimo. IA sienta las bases para una reflexión muy importante. Por otra parte, entiendo perfectamente que Podemos es un acontecimiento global, general, donde existe una pluralidad de ideologías y pensamientos que confluyen en algo importantísimo en este momento: poner en común ideas básicas pero cruciales, borrar el escenario que tenemos y crear otro más justo, más sostenible y solidario, donde quepamos tod@s aquell@s que amemos la democracia y la acción cívica. No nos cerremos, aprovechemos esta oportunidad, respetemos esa pluralidad y colaboremos!
EliminarTransformación social en qué, con qué y para qué.
ResponderEliminarPues yo soy socialdemócrata y apoyo a Podemos. La gran mayoría de las clases trabajadoras y medias de este país son socialdemócratas, un poco al estilo de lo que fue la socialdemocracia sueca de Olof Palme. Intentar resucitar el marxismo-leninismo al día de hoy, como si estuviéramos en los años 30 y el bolchevismo pudiera hoy ser capaz de transformar algo, implica únicamente alejarse de las masas, encerrarse en la más absoluta soledad (eso sí, "inmaculada" y "pura") e iniciar sin esperanza alguna la travesía del desierto. Ese es, con todos mis respetos, el camino que ha elegido Izquierda Anticapitalista. Por fortuna, no es el que ha elegido Podemos, que con gran inteligencia ha rechazado cualquier tipo de sectarismos y que, por ello, conquistará el poder en este país.
ResponderEliminarAnticapitalista.
EliminarMira por donde: Yo soy anticapitalista y apoyo también a Podemos (quizá no como tú lo haces, pero te juro que lo apoyo). El estilo de Palme ya sabes que no fue el de González, Zapatero ni tampoco el de Hollande. Palme apoyó el movimiento de desertores de la guerra de Vietnam, implementó medidas de justicia distributiva y cultivó honestas simpatías tercer mundistas que le convirtieron en personaje incómodo para USA (¿puedo añadir "el imperialismo" o resulta fuerte?). Palme fue asesinado de un tiro. Se desconoce la autoría pero el prolongado conflicto que mantuvo con el imperio impide descartar la mano SCORPIO de la CIA ( Scorpio: excelente película que rompe virginidades políticas y te recomiendo buscar, amigo socialdemócrata).
Por otra parte, el tópico "del feroz" bolchevismo años 30, inmaculada "concepción" y todo eso, dicho tal cual escribes, tiene antecedentes tan peligrosos (la caza de izquierdistas entonces también en USA...o la actual caza de "antisistemas") que no creo se deba usar tan a la ligera.
Anticapitalistas hunde sus raíces en tradiciones desarrolladas en 1871 (Comuna de Paris) 1905 y 1917, el movimiento consejista que la socialdemocracia alemana aplastó en 1919 (asesinando a Rosa De Luxemburgo y Karl L.)
Tambien en la lucha antifascista en España (Alianzas Obreras en 1934, resistencia miliciana y ejercito popular...hasta la sangrienta represión que se abatió sobre nuestra corriente encarnada en el POUM, el asesinato de sus dirigentes y la disolución del partido...). En fin sobre nuestro pensamiento y acción también puedes encontrar pistas en "Historia de la LCR" (fácil de encontrar porque ha sido editado recientemente).
Yo creo, también con todos mis respetos, que Izquierda Anticapitalista cuenta con una herencia magnífica que recoge la larga marcha hacia la igualdad, la libertad y el internacionalismo siempre defensora del pluralismo y la Democracia Socialista . Convertirla en una caricatura no es procedente. Favorecer la mutua contaminación política para construir alternativas que todos y todas protagonicemos, sigue siendo la tarea y en ella estamos. ¿No te parece que es tiempo de afinar? Dejemos el trazo basto a los tertulianos televisivos y vamos a lo nuestro...que no es fácil.
Si para vosotros Podemos ha de ser un partido puramente marxista, ¿Por qué no os presentáis vosotros a unas elecciones? Ah, sí, ya lo habéis hecho más de una vez demostrando que la ciudadanía no está con vosotros, mucho menos con vuestras ideas trasnochadas.
ResponderEliminarQue no, que no nos representáis. Es importante vuestro trabajo, claro que sí. Pero el día que Podemos sea un partido cercano al comunismo se acabó Podemos.
Subscribo palabra por palabra el comentario de J Zamora.
ResponderEliminarPaciencia, ya llegará vuestra oportunidad, ahora toca remar todos juntos para derrotar al adversario y juntos Podemos!!